Sociedad -

PRISIONES

El camino hacia la reinserción social

Asociaciones como Zubiko o ADAP llevan años trabajando con la finalidad de mejorar los niveles de reinserción social y laboral de las personas privadas de libertad de las cárceles de la CAV. Ven con buenos ojos la transferencia de la competencia de prisiones.

El Centro Penitenciario Araba en una imagen de archivo. Foto: EITB Media.
El Centro Penitenciario Araba en una imagen de archivo. Foto: EITB Media.
El Centro Penitenciario Araba en una imagen de archivo. Foto: EITB Media.

IDOIA ALBERDI ETXANIZ | EITB MEDIA

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Diseñar itinerarios personalizados para lograr la reinserción de las personas presas, con una justicia restaurativa, y preparar su vuelta a la sociedad con herramientas adecuadas para vivir en la comunidad. Todo ello desde una perspectiva de género, la atención a las víctimas y la protección de los derechos humanos. Son algunos de los principales ejes  del nuevo modelo penitenciario que persigue implantar el Gobierno Vasco tras hacerse con la gestión de la competencia de prisiones.

En  esa labor de reeducación y reinserción social de la población presa llevan décadas trabajando asociaciones sin ánimo de lucro como ADAP de Álava o Zubiko de Bizkaia. A través de un acompañamiento profesional, ambas entidades ofrecen programas especializados para que las reclusas y los reclusos preparen su vuelta a la sociedad.  Ven con buenos ojos el traspaso de la competencia de prisiones y coinciden en que  el nuevo modelo penitenciario que busca instaurar el Gobierno Vasco  requiere dotarlo de recursos.

Se ha avanzado mucho en esta materia, pero todavía el camino es largo. Las diferentes organizaciones no gubernamentales que trabajan en coordinación con los centros penitenciarios han establecido bases sólidas estos últimos años y se puede afirmar que hay más herramientas  para preparar una correcta reeducación, según ha destacado la abogada Carmen González, responsable de área jurídica de Zubiko:  "Nosotros, por ejemplo, llevamos desde 2002 trabajando por la reinserción, y tenemos unos mimbres muy fuertes en este sentido. Hay mucho trabajo ya hecho en colaboración con diferentes centros penitenciarios, pero al mismo tiempo hay mucho trabajo por hacer".

Acompañamiento profesional íntegro

González aboga por un modelo que priorice "el medio abierto, personalizado, más humano y con perspectiva de género" con un  "acompañamiento profesional íntegro" desde el momento del ingreso en prisión hasta la vuelta a sociedad.  En este sentido,  subraya  los beneficios de la reinserción "para la  persona presa y también para las víctimas".  "Entendemos que la reinserción también pasa por el cumplimiento de las obligaciones de la reparación del daño, por lo que resocializar beneficia directamente a las víctimas y a toda la sociedad",  matiza.

Los porcentajes de resocialización que maneja la asociación Zubiko, que centra su actividad sobre todo en la prisión de Basauri, ahora  Centro Penitenciario Bizkaia, son "realmente positivos"; la reincidencia de las personas que han participado en programas sociales no llega al 4 %. Cada proceso de reeducación y resocialización es diferente por lo que a cada presa o preso "hay que hacerle su traje a medida para que el itinerario sea eficaz". Por ello, González incide en la importancia de los itinerarios personalizados para que el momento de la transición  de la vida en prisión a la vida en libertad "sea positiva y fructifique".  

Por su parte,  la asociación ADAP trabaja desde 1991 por la reinserción de la población presa de Álava, y en especial, su trabajo se centra en apoyar a mujeres que se encuentran cumpliendo una pena privativa de libertad ofreciendo diferentes herramientas. Josune Carramiñana Gálvez es una de las voluntarias de ADAP y, a su vez, es la responsable del piso de acogida para mujeres presas que cuenta esta asociación.

En su opinión, la transferencia de la competencia de prisiones debe conllevar, sobre todo, "una mejor respuesta a las necesidades de las personas privadas de libertad" y "por supuesto, la atención de las victimas nos parece necesaria ya que no debemos olvidarlas,  ofreciéndoles el apoyo que necesitan".

Carramiñana también opina que la reinserción debe comenzar cuando entran en la prisión con los diferentes programas educativos y terapéuticos que existen, aunque el "verdadero proceso" para la población presa "empieza cuando están la calle con todas las dificultades y oportunidades reales".

Al igual que Zubiko, la asociación ADAP  cree que "disponer de itinerarios individualizados de inserción en medio abierto y en libertad condicional" es la fórmula más efectiva para lograr la inserción social de las personas que se encuentran en prisión y reducir su reincidencia. Por ello, "la clave es que se creen partidas presupuestarias en el 2022 por parte del Gobierno Vasco  para recursos sociales y entidades que trabajamos en la reeducación de las personas presas". A día de hoy,  un 40% de las personas que cumplen una pena de prisión puedan disponer de itinerarios individualizados de inserción en medio abierto y en libertad condicional en las cárceles de la CAV.  

"Está comprobado que cuanto menos prisión se cumpla, la probabilidad de reinserción será mayor", ha subrayado Carramiñana al tiempo que hecho hincapié en la importancia del acompañamiento: "la experiencia nos dice que este proceso debe ir acompañado por profesionales para que haya resultados y menor reincidencia".

Las mujeres presas, "doblemente estigmatizadas"

Todas las asociaciones que trabajan en este terreno lo tienen claro: las cárceles están hechas y diseñadas para hombres, y las mujeres presas están doblemente estigmatizadas. ADAP y Zubiko coinciden en que "la perspectiva de género debe ser incluida en todos los aspectos en la prisión" y debe ser una prioridad "analizar y detectar las necesidades específicas de las mujeres y las situaciones de desigualdad que se producen y paliar estas situaciones".

Para Carramiñana, "aún vivimos en una sociedad que no concibe que haya 'mujeres malas' que desobedecen la ley y transgreden las normas. Son cuestionadas y a menudo más duramente castigadas que los hombres. ¿Qué hacer con ellas? Negamos su existencia, las escondemos, no hablamos de ellas".

En las cárceles de las CAV hay 1387 personas presas, de las cuales alrededor de 100 son mujeres.

 

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