Sociedad -
Sentencia
Diez años de internamiento para el asesino de Amaia Azkue
Se trata de la máxima pena que se puede imponer a un menor de 17 años, edad que tenía el procesado el 16 de marzo de 2011, cuando se produjeron los hechos.
Redacción
El joven de 18 años acusado de asesinar a la vecina de Zarautz (Gipuzkoa) Amaia Azkue ha sido condenado hoy a penas que suman diez años de internamiento en régimen cerrado y a cinco más de libertad vigilada, según ha informado la agencia Efe citando fuentes del caso.
Según estas fuentes, la sentencia ha sido notificada a las partes a primera hora de esta tarde por el Juzgado de Menores de Donostia-San Sebastián, que ha encontrado al imputado culpable de los delitos de asesinato, robo con intimidación, sustracción de vehículo a motor y contra la seguridad vial por haber conducido el coche de la víctima sin tener el carné correspondiente.
La condena conocida hoy para el asesino de Amaia Azkue es la máxima pena que se puede imponer a un menor de 17 años, edad que tenía el procesado el 16 de marzo de 2011, cuando se produjeron los hechos.
Las fuentes citadas han recordado que inicialmente las acusaciones también imputaban al encausado un delito de profanación de cadáver porque, al parecer, intentó apoderarse de un anillo que la fallecida llevaba en un dedo, si bien durante el juicio esta solicitud fue retirada al entender que quedaba abarcada por el delito de asesinato.
Con este fallo, la juez encargada del caso asume completamente las tesis de la Fiscalía y la acusación particular, que ejercía la familia de la asesinada, en detrimento de la petición de la defensa, que reclamaba la absolución de su cliente.
El juicio
El juicio por el asesinato de Amaia Azkue, de 39 años, nacida en Orio y residente en el alto de Meagas, entre Getaria y Zarautz, se celebró a puerta cerrada en el Juzgado de Menores de Donostia-San Sebastián, entre los días 12 y 20 del pasado mes de marzo, en medio de una gran expectación mediática por las circunstancias en las que había tenido lugar el crimen.
El hecho de que durante el juicio oral se cumpliera un año del asesinato de Amaia Azkue supuso un duro golpe para sus familiares y allegados, parte de los cuales sí estuvieron presentes en las sesiones de la vista a pesar de tratarse de un proceso a puerta cerrada, dado que el acusado era menor de edad cuando ocurrieron los hechos.
Esta circunstancia, hizo que muy pocos datos de la vista trascendieran a la opinión pública, aunque sí se pudo conocer parte de la declaración del procesado, en la que éste ratificaba la segunda declaración que había prestado con anterioridad ante la Fiscalía de Gipuzkoa, en la que se autoexculpó de la muerte de Amaia Azkue, desdiciéndose de la confesión que había hecho ante el Ministerio Público tan sólo seis meses antes.
Aquel día, el pasado 17 de agosto, en vísperas de cumplir la mayoría de edad, el joven se presentó voluntariamente en la Fiscalía para entregarse por arrepentimiento y admitió la autoría del crimen, si bien no precisó cómo se produjo la muerte y se limitó a admitir que golpeó a su víctima y la mató, sin ofrecer más detalles.
Seis meses después de esta confesión realizó una segunda declaración exculpatoria que es la que luego volvió a mantener durante el juicio.
Otro de los detalles conocidos de la vista fue protagonizado por la defensa del acusado, que solicitó de forma sorpresiva la práctica de una nueva diligencia el día en el que estaba previsto que concluyera el juicio, lo que obligó a prolongar una jornada más las sesiones para escuchar la declaración de un grupo de bomberos.
Estos profesionales participaron en la recuperación del cadáver de Amaia Azkue del embalse de Azpeitia en el que se hallaba y su declaración fue solicitada por las supuestas dudas planteadas por las ligaduras con las que se encontraba maniatado el cuerpo de la fallecida, en concreto unas cintas y un cordón de las zapatillas del acusado.
El asesinato
Según la versión del crimen que en su momento ofreció la Ertzaintza, el asesinato tuvo lugar el 16 de marzo de 2011, día en en que la fallecida habría recogido al imputado en su vehículo en Zarautz para trasladarlo hasta Azpeitia.
Durante el viaje, el encausado la habría amenazado y sustraído diversos enseres, incluidas tarjetas de crédito, y posteriormente habría acabado con su vida "golpeándola fuertemente en la cabeza", tras lo que "abandonó el cuerpo, maniatado, en el embalse de Ibai-Eder y trasladó el vehículo de la víctima hasta el aparcamiento de Loiola".