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Entrevista

Iker Mijangos (Saluganda): "Cualquier cosa que conseguimos, allí le sacan chispas"

Como veterano de la ONG participó en la construcción del primer gallinero en la escuela Tom & Margaret Carroll de Uganda. 12 años después, la asociación ha desarrollado ocho proyectos que han mejorado la calidad de vida de más de 3600 niñas y niños.

Las chicas posan con la camiseta de la Real tras un partido. Foto: Iker Mijangos.
Las chicas posan con la camiseta de la Real tras un partido
Las chicas posan con la camiseta de la Real tras un partido. Foto: Iker Mijangos.

Naiara Ballesteros | EITB MEDIA

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Euskaraz irakurri: Iker Mijangos (Saluganda): "Lortzen dugun edozeri txinpartak ateratzen dizkiote"

Recién llegado de su última visita a Uganda, Iker Mijangos, presidente de Saluganda Elkartea, está feliz porque su último viaje a tierras africanas ha ido muy bien. "Cualquier cosa que conseguimos, allí le sacan chispas", asegura este bombero de oficio y biólogo de formación.

Después del parón por la covid, ha podido tomar el pulso a sus proyectos allí. Las letrinas secas, los gallineros y los huertos escolares han mejorado; el proyecto de salud menstrual y compresas reutilizables ha sido un éxito; y gracias a las camisetas que varios clubs de fútbol vascos han donado a la asociación han ayudado a las niñas a empoderarse a través del deporte.

Se antoja complicado mejorar las condiciones de vida de más de 3600 niñas y niños de escuelas rurales y 55 familias numerosas en Mukono y Buikwe, pero gracias a la filosofía de vida, solidaridad y conocimientos de este vizcaíno y su grupo de voluntarios, colaboradores, amigos y familiares se ha convertido en una experiencia de vida.

Niños y niñas ugandesas

Iker es el veterano de la asociación y participó como cooperante en Uganda en la construcción del primer gallinero en la escuela Tom & Margaret Carroll de Buikwe.

Así, todo comenzó con un gallinero para complementar la dieta del alumnado que sobre todo se alimenta de maíz. Iker vio en ese momento que esos huevos podían venderse para conseguir material escolar que mejorase la calidad de la educación. Y fue más allá. ¿Por qué no aprovechar el estiércol de las gallinas y montar un huerto escolar que contribuya a diversificar la dieta y aprender técnicas de agricultura sostenible?

Con el paso de los años, y nuevas incorporaciones de empresas colaboradoras y personal voluntario, el ciclo sostenible de las escuelas se ha ido ampliando, con más gallinas, y algún cerdo, hasta alcanzar los ocho centros escolares.

Otro proyecto muy interesante desde el punto de vista económico y medioambiental es el de las cocinas de leña eficientes en los comedores escolares, porque hace falta mucha leña para cocinar para 600 o 700 niños con cazuelas de 300 litros de capacidad. "Nos planteamos fabricar unos hornos en ladrillo refractario forrados de chapa completamente cerrados, un sistema similar a las chapas que se usaban antiguamente en las cocinas. Así, la cazuela sella la salida de humos por completo y todo el calor permanece bajo la cazuela y ahorramos muchísima leña", afirma.

Menores en clase

La salud menstrual es un grave problema en un país donde las niñas de los últimos cursos de primaria que ya han desarrollado no van a clase durante los días que tienen la regla o no se gradúan si los exámenes coinciden con su menstruación. "Está mal visto porque las condiciones higiénicas para cambiarse y limpiarse no son adecuadas.

Además, en las zonas rurales no hay tampones ni compresas", cuenta. "Se nos ocurrió entonces comprar una máquina de coser, la Singer de pedales de toda la vida, para cada escuela, y se dieron talleres prácticos para coser compresas reutilizables". Este taller además estuvo acompañado de charlas sobre salud menstrual, un tema tabú.

La Singer y su resultado

Las máquinas han sido muy útiles también en el periodo covid para coser mascarillas. Las escuelas han permanecido cerradas durante dos años, y los niños y las niñas han ocupado parte del tiempo en aprender a coser, algo que en el futuro podrían usar como oficio. "Este proyecto ha sido un bombazo, y hemos comprado una máquina más para cada escuela", asegura Iker.

Saluganda también tiene un programa de intercambio cultural en el que el alumnado de las escuelas ugandesas con las que trabajan está en contacto con ocho centros educativos de Euskadi. Los voluntarios hacen de carteros. "Este último viaje hemos llevado 433 cartas y hemos traído de vuelta más de 900. Cualquier oportunidad que ven de mejorar la cogen al vuelo", subraya.

Escolares con sus cartas

Precisamente en esas cartas detectaron una cuestión muy repetida entre las niñas ugandesas que preguntaban si en Euskal Herria las niñas jugaban a fútbol o si realizaban algún deporte. "Se nos ocurrió entonces organizar partidos de fútbol con camisetas donadas por varios clubs de fútbol de Euskadi, algunos de primera división, y organizamos varios partidos de fútbol con equipos femeninos para fomentar el deporte entre las niñas". El resultado no pudo tener más éxito; niños y niñas de aldeas cercanas viajaron hasta 14 kilómetros a pie para poder disputar los partidos. El éxito de la iniciativa incluyó finalmente a los chicos también.

"El que tenía botas jugaba con botas; el que no tenía jugaba descalzo. Si no había camisetas para todos, en el descanso se intercambiaban... Ha sido una pasada. Cualquier cosita que conseguimos la acogen con los brazos abiertos".

Varias jugadoras y jugadores con la camiseta del Mungia

Iker podría hablar toda una vida de Saluganda, de las posibilidades y la capacidad de las personas cuando hay necesidad, pero es consciente de que todo este proyecto no tendría recorrido de no ser por los familiares, amigos, cooperantes y gente desinteresada que forma parte del proyecto.

"Siempre le digo a la gente que lo primero que necesitamos es personal que quiera participar en el proyecto con horas, que quiera involucrarse; desde ayudarnos con la web en la traducción de los contenidos (euskera, castellano e inglés), con la venta de coleteros (todos los años traemos telas de Uganda, y, gracias a la colaboración de la gente de aquí, diseñamos y vendemos coleteros para financiar el proyecto) o con la venta de calabaza que cultivo en el baserri y posteriormente vendo a familiares y conocidos".

Iker asegura que son una ONG pequeñita que no quiere crecer por encima de sus posibilidades, y que cada euro que recogen acaba en el proyecto. Además, las personas que trabajan en Saluganda lo hacen de manera voluntaria, no cobran por ello y lo hacen en su tiempo libre.

Iker repasando los proyectos

"Un presupuesto de 30 000 euros, que es el máximo con el que hemos llegado a contar, puede parecer poco, pero el impacto allí es grande, porque gracias a ese dinero estamos dando a esos niños y niñas una oportunidad de tener una educación que les ayude a romper el círculo de pobreza en el que están metidos", concluye.

Entre los proyectos de futuro más inmediatos, está el concierto solidario para recaudar fondos para la asociación que tendrá lugar el próximo viernes, 6 de mayo, en Hika Ateneo de Bilbao. El concierto correrá a cargo de la banda Arriaga Big Band. Previamente, se abrirá pequeño mercado de venta de productos relacionados con el proyecto y un espacio para conocer más sobre la ONG. Tienes toda la información de este concierto y del proyecto en la web de Saluganda.

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