Papa Francisco -

CRÓNICA DESDE ROMA

Más periodistas que peregrinos

Si para mañana hay Papa, será seguramente uno de los favoritos, como sucedió con Ratzinger. Si las votaciones se alargan algo más, la iglesia católica podría apostar por un cambio más o menos radical

La corresponsal de EiTB, Olatz Simon. Foto: EiTB
La corresponsal de EiTB, Olatz Simon. Foto: EiTB
La corresponsal de EiTB, Olatz Simon. Foto: EiTB

Olatz Simon

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Mientras los cardenales celebran la misa 'Pro eligiendo pontificem', llueve, diluvia en la Plaza San Pedro. Más periodistas que peregrinos, más cámaras que curiosos, siguiendo desde los soportales de las columnatas de la plaza, y a través de pantallas gigantes, cómo los cardenales se preparan para elegir al nuevo Papa.

Sun Yi, una coreana que llega con un enjambre de compatriotas dice que esto sólo puede significar dos cosas. Un castigo de Diós que avisa de que no le ha gustado la renuncia de Benedicto XVI, o una señal de que quiere el cielo y la tierra de Roma limpios para el inicio del cónclave esta tarde.

En cualquier caso, lo que más preocupa a este grupo de turistas es sí sabrán distinguir si la fumata de esta tarde es blanca o negra. Si llueve tanto como hace un rato, dicen, no se podrá ver bien. Por mucho que su guía les explica que no, que sería la primera vez en la historia que se elige un Papa el primer día de cónclave, ellos parlotean nerviosos mirando a la chimenea.

La última misa, la última reunión de los cardenales antes de encerrarse bajo llave, 'cum chiavis', está alargándose mucho, pero los tiempos van a respetarse según los portavoces de prensa del Vaticano. A la espera de que aclare el día, a la espera de la procesión de los 115 cardenales camino a la capilla Sixtina, los paraguas se venden más que los recuerdos del Papa emérito. Aún así, se han vendido 115.000 sellos de la sede vacante y calientan motores las tiendas de camisetas y tazas, a la espera de saber qué cara y que nombre tienen que poner en ellas.

Los expertos y los curiosos coinciden en una cosa. Si el cónclave es corto, si para mañana hay Papa, será seguramente uno de los favoritos, como sucedió con Ratzinger. Si las votaciones se alargan algo más, la iglesia católica podría apostar por un cambio más o menos radical.

Una familia de filipinos, resguardándose de la lluvia, asegura que "su" cardenal, Luis Antonio Tagle, supondría una alegría para todos los católicos del mundo, pero muchos insisten en el Vaticano en que Tagle es, a sus 55 años, demasiado joven para llenar la sede vacante. Parece claro, por sus propias declaraciones, que los cardenales prefieren un Papa joven, teniendo en cuenta que joven significa en este pequeño estado tener entre 60 y 70 años.

63 y 71 años tienen respectivamente Odilo Pedro Scherer y Angelo Scola, arzobispos de Sao Paulo y Milan, dos de los favoritos que más suenan en Internet, en la prensa y también en la plaza San Pedro. Aquí aún así, todos se preocupan de momento, como los visitantes coreanos, de mirar a la chimenea. Lo harán desde esta tarde, desde que se pronuncie el "extra omnes" y todos los que no participen en el cónclave salgan de la capilla Sixtina, hasta que haya fumara blanca, con o sin granizo.

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