Mateo Gil: 'Apostar por un western es un poco suicida'

Tras huir de los EEUU, el legendario forajido Butch Cassidy murió en Bolivia en 1908, tiroteado junto a su amigo Sundance Kid. Esto es lo que dice la versión oficial, pero lo cierto es que ha pasado 20 años escondido y ahora quiere volver a casa. Sin embargo, pronto encontrará en su camino a un joven ingeniero español que acaba de robar la mina en la que trabajaba y que pertenece al empresario más importante de Bolivia.

Este es el argumento de Blackthorn. Sin destino, el segundo largometraje del realizador y guionista Mateo Gil tras Nadie conoce a nadie (1999). "Fue muy difícil levantar el proyecto", reconoce Gil. "Obviamente apostar financieramente por un western no deja de ser un poco suicida, y, además, el rodaje fue muy complicado y a ratos sentí que nos hundíamos". Finalmente el proyecto salió a flote y el resultado les "ha dejado muy contentos a todos".

Sam Shepard, leyenda del cine y la literatura, protagoniza junto a Eduardo Noriega esta aventura rodada en el altiplano boliviano: "Soy un poco pijotero con el tema geográfico, no me gusta mentir en esos temas", dice el director. Al llegar al altiplano "vimos que iba a ser prácticamente imposible hacerlo ahí, pero que no quedaba otra; nos quedamos enamorados del paisaje y dijimos: Sólo puede ser aquí". Las dificultades se compensaron "con la entrega increíble del equipo boliviano", apunta Mateo Gil.

El director canario reconoce que uno de los aspectos que más le atrae del western "es que se trata de un género profundamente moral. En él, los personajes se enfrentan a la vida y sus grandes temas (la libertad, el compromiso y la lealtad, el valor, la traición, la propiedad y el dinero, la justicia, la amistad e incluso el amor) en condiciones muy puras, muy simples, por lo que las decisiones a las que deben enfrentarse los personajes resultan no sólo muy dramáticas, sino ejemplarizantes".

Blackthorn ya tiene fecha de estreno en EEUU. Será en octubre y contra pronóstico. El guionista de títulos como Tesis, Abre los ojos, Mar adentro y Ágora confiesa que "siempre les decía al equipo y a los productores: No soñéis, esta película si se estrena en vídeo en EEUU, date con canto en los dientes... pero ha colado", remata.