Boulevard
Ana González, psiquiatría
"Ha habido un aumento notable de niños que precisaban atención urgente e intensiva"
O.V. | Radio Euskadi
La UNED destaca que un 30 % de la población podría presentar un trastorno de ansiedad generalizada por el confinamiento, y de esos, el 50 % va a requerir intervención profesional para la depresión.
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Niños paseando por la calle tras el confinamiento
19:03 min
Otra investigación, liderada por la UPV/EHU, asegura que el 78 % de las personas se vieron abrumadas por la incertidumbre durante el confinamiento, y casi la mitad sufrió cambios de humor o se vio aquejada por sentimientos depresivos.
El coronavirus nos confinó en casa durante casi tres meses y ahora, con la nueva normalidad, a algunos les cuesta salir de casa. Le llaman el Síndrome de la Cabaña ya que preferimos quedarnos dentro de nuestros hogares a salir a la vida por miedo a contraer la COVID-19.
Ana González Pinto, jefa del Servicio de Investigación de Psiquiatria de Osakidetza e investigadora del CIBERSAM (Centro de Investigación en Salud Mental), asegura en "Boulevard Informativo" de Radio Euskadi que lo que ha ocurrido "ha sido impresionante". Al principio hubo una "disminución de asistencia, incluso en casos graves, que nos sorprendió muchísimo" pero han tenido "apoyo de los cuerpos de seguridad" que traían a los servicios de urgencia a personas que veían en la calle durante el confinamiento, por ejemplo en el "caso de personas con abstinencia que salían a la calle a buscar sustancias".
En un segundo momento los pacientes empezaron a volver aunque han notado "un aumento notable de niños que precisaban una atención urgente e intensiva". Otro de los colectivos en los que ha habido "un incremento tremendo" ha sido el de los ancianos.
Entre los cuadros más comunes destacan la "depresión, ansiedad, psicóticos, de consumos y abstinencias de sustancias, y mucho incremento de cuadros confusionales en ancianos".
Durante la pandemia crearon "un nuevo servicio de atención a la población para evitar hospitalizaciones" ya que tuvieron que ceder camas a sus compañeros. Algunos de los programas implantados "son para quedarse". Ana González asegura que tuvieron "miedo de no llegar, pero hemos podido dar a basto".
En cuanto a los problemas surgidos por no poder despedirse de un ser querido fallecido durante la pandemia, señala "que ha sido terrible, pero se han establecido estrategias para luchar contra eso". Agradece la importante labor que han hecho las enfermeras y auxiliares "acompañando a las personas que fallecían", y a los cuerpos de seguridad que "han ayudado muchísimo".
