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Fin de la dispersión

"Acercamiento sí pero acercamiento digno"

O.V. | EITB Media

En los últimos meses se han dado pasos de cara al fin de la dispersión de los presos. Analizamos la situación con Ángel Toña, Maider Viso, Etzozi Elgezabal, Xochitl Karasatorre y Urko Rodríguez.

  • Maider Viso y Etzozi Elgezabal

    Maider Viso y Etzozi Elgezabal

    19:57 min
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Durante este mes de junio se podrá decir que las cárceles del sur de España se están vaciando de presos de ETA. "Boulevard Informativo" de Radio Euskadi ha contado con los testimonios de varios familiares y amigos de presos que han tenido que recorrer muchos kilómetros para visitar a sus seres queridos.

La pareja de Maider Viso está en la cárcel desde el año 2000. Desde hace 2 meses está en la cárcel de Logroño tras pasar varios años en las cárceles de Córdoba y Castellón.  "Esto ha sido un periplo muy largo" ha relatado Maider Viso. "Ir a Córdoba era un periplo emocional y económico". Maider ha relatado como viajaba en coche hasta Madrid, acompañada de su bebé, para luego coger el AVE y realizar el último tramo del trayecto en un coche alquilado. "Hemos vivido una brutalidad absoluta, un castigo" ha señalado.

Etzozi Elgezabal, por su parte, tiene que viajar a Aragón para visitar a su pareja, a la cual "trasladaron de Valencia a Cádiz cuando estaba embarazada y fue un mazazo". Su pareja fue "la primera persona presa que trasladaron de la cárcel de Puerto 3" hacia el norte, hasta Aragón. Etzozi agradece la labor del autobús de familiares que organizaba Etxerat para viajar hasta Cádiz.

Xochitl Karasatorre, de 27 años, ha recorrido media Francia y España para poder visitar a su padre preso. Ha recorrido 1600 kilómetros ida y vuelta durante 10 años hasta una cárcel de París. Después trasladaron a su padre a Castellón, a 10 horas en coche, dónde estuvo 8 años. Desde marzo está en Santoña, "se me quitó un peso de encima" ha asegurado.

Urko Rodríguez, es voluntario de la red Mirentxin, una "red de voluntarios que los fines de semana, después de trabajar, cogen sus furgonetas y coches para trasladar a lo familiares a las cárceles".

Los voluntarios solo cobran la gasolina y los peajes, conducen gratis. "La experiencia no es agradable" ha contado Urko Rodríguez, puesto que "conduces de noche y los familiares tienen una hora de llegada y no te puedes despistar". Los viajes se hacen con dos conductores voluntarios ya que a veces son "2 noches seguidas".

Tal y como relatan Maider y Etzozi la pandemia ha condicionado las visitas y ha generado "miedo a morir" en los familiares mayores y "de no poder despedirse de sus seres queridos". Los familiares llevan muchos meses sin poder abrazarlos.

El que fuera consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco Ángel Toña, lleva 12 años visitando a un preso. "8 años yendo a París, luego 3 años a una cárcel más al norte, cerca de Alemania, y el último año a Mont-de-Marsan, a 150 kilómetros de Irun".

Los padres de Aitzol, el preso que visita junto con su mujer, "eran íntimos amigos nuestros. Primero murió su madre, cuando estaba huido murió su padre y nos hicimos cargo de los 3 hermanos".

Ángel Toña cree que los presos de Mont-de-Marsan prefieren estar allí "si las visitas se realizan en mejores condiciones que por ejemplo en Basauri y la visita hay que hacerla a través del cristal", ya que en Mont-de-Marsan se pueden hacer "visitas vis a vis". Destaca la importancia del "acercamiento de proximidad, para poder tocar y abrazar" a los familiares y amigos presos. "Acercamiento sí pero acercamiento digno".