Entrevistas
ANIVERSARIO VOLCAN LA PALMA
"La situación ha sido y sigue siendo una catástrofe absoluta y la isla y los palmeros estamos aún de luto"
María Mercedes Hernández, experta en fertilidad de suelos del instituto IPNA-CSIC, asegura que sólo a largo plazo y en las zonas menos golpeadas por la erupción, la ceniza se convertirá en una fuente de fertilización para los cultivos, y especialmente para el plátano.
-
Imagen de la colada de magma del volcán Cumbre Vieja, en la isla de La Palma. Fuente: CSIC
16:17 min
Que el plátano de Canarias tenga sabor dulce, sea rico en potasio y fósforo y contenga poco sodio y almidón se debe a la perfecta comunión de ubicación geográfico y clima. Con temperaturas medias de 25 grados y a una altura de 300 metros sobre el nivel del mar, el plátano canario se significa del cultivado en otros lugares del mundo. Pero la mala suerte hizo que el volcán Cumbre Vieja decidiera vomitar magma y ceniza justo en la zona de La Palma más rica en platanales y cultivos. La explosión que se inició el 19 de septiembre de 2021 y que se mantuvo durante 85 días arrasó más de 200 hectáreas de suelo cultivado y decenas de explotaciones plataneras. Desde el punto de vista agrícola, el diagnóstico actual es de "catástrofe absoluta". Lo afirma María Mercedes Hernández, responsable de la línea de investigación Fertilidad de suelos y nutrición vegetal del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología, adscrito al CSIC.
"La situación ha sido y sigue siendo una catástrofe y la isla y los palmeros estamos de luto", asegura cuando se cumple el primer aniversario de la erupción. Y no sólo por las zonas de cultivo sepultadas, sino porque las concentraciones y densidad de ceniza "es tan brutal que las cosechas han sido afectadas tanto por tierra como por aire". Al contrario que lo parece experimentarse en el fondo oceánico, donde la lava y ceniza acaban generando vida relativamente rápido, en el suelo terrestre no se puede hablar de "ninguna oportunidad" a futuro. "En la planta, lo que ha producido la ceniza es un daño brutal, y no sólo en los plátanos, también en otros productos importantes en la isla como el aguacate, el mango o la vid", advierte.
En los primeros días de la erupción, recuerda, los plataneros pudieron recoger la fruta y comercializarla, porque el equipo de Hernández comprobó que los minerales pesados emitidos por la erupión no afectaban a la viabilidad y salubridad del producto de cara a su consumo. Los problemas llegaron con la siguiente producción: "A medida que la planta se cortó, la ceniza acumulada en donde la piña iba a parir asfixió a la planta y no se desarrolló". Aun así, "y aunque cueste decirlo", es cierto que la ceniza "sí que aporta minerales como el hierro y el magnesio". "A largo plazo las cenizas del volcán pueden ser obviamente una fuente de fertilización para los cultivos", reconoce, pero se precisan labores de cultivo y recuperar los sistemas de regadío, vitales especialmente para el plátano. Labores complejas, advierte, porque el volumen de ceniza a retirar es inmenso. A modo de ejemplo ilustrativo para entender la magnitud de esos trabajos de recuperación del suelo: solo para retirar la ceniza del jardín de una de las casas afectadas se necesitan 15 camiones. Y hablamos de un total de 1100 hectáreas de terreno arrasadas o sepultadas bajo hasta 80 metros de lava y ceniza.