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NFT para principiantes: qué son, cómo funcionan, por qué se compran y su influencia en el mundo del arte
EITB Media
Guía para entender qué son los NFT de manera fácil y clara y las razones por las que están revolucionando el mundo del arte.
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NFT. Foto: Pixabay
8:43 min
Eva Rodríguez de Luis, Xataka, explica en "Ganbara" de Radio Euskadi qué significa el acrónimo NFT y para qué sirven. La historia de los NFT comienza con Mark Cuban, un inversor y empresario estadounidense dueño de los Mavericks de Dallas, el equipo de la NBA. Cuando Cuban tenía 15 años descubrió que podía comprar sellos de 15 centavos para venderlos a 25 dólares una hora más tarde y así ahorrar para la universidad. El mercado filatélico era la antesala de los NFT. La clave está en que el coleccionismo simplemente asigna un distinto valor a un bien físico como un sello.
El acrónimo NFT, significa Non Fungible Tokens, o lo que es lo mismo, un bien no fungible que no se puede intercambiar por otros, puesto que son únicos en su especie y no hay otro que sea idéntico. El concepto de Token es una unidad de valor que se le asignan a un modelo de negocio, por ejemplo las criptomonedas. El concepto de reserva valor tiene un ejemplo claro y veterano en el oro. Se puede comprar y vender oro, y cuando el número de compradores aumenta, el precio sube, para bajar cuando este número de compradores disminuye. Exactamente igual que una criptomoneda. El dinero es un ejemplo de bienes fungibles. Un billete de 20 euros es un bien fungible, ya que lo puedes intercambiar sin problemas por otro billete de 20 euros, no pierde valor y es exactamente igual. Además, este billete se consume cuando lo utilizas.
Los NFT son algo así versión digital de los sellos, el arte o cualquier otro producto tangible o intangible al que una serie de usuarios acaban confiriendo un valor. Si tienes un cuadro en casa, este no se consume al utilizarse y tampoco puede ser sustituido por otro cuadro. Una obra de arte no es equivalente a otra.
La mejor forma de entender los NFT son las obras de arte únicas, por ejemplo "El David de Miguel Ángel", solo hay uno y está en la Galería de la Academia de Florencia; si alguien quisiese tener ese David en concreto, debería comprarlo (si estuviese a la venta) o hacerse con una copia, en cuyo caso, ya no estaríamos hablando del original, que es lo que dota de valor a la escultura. Esto es, un NFT es un certificado de propiedad de un activo digital. Por eso mismo, los NFT suelen estar adjuntos a algunas obras o ilustraciones digitales. Su precio, es realmente el que la gente le quiera dar.
A los NFT, se les asigna una especie de certificado digital de autenticidad, una serie de metadatos que no se van a poder modificar. En estos metadatos se garantiza su autenticidad, se registra el valor de partida y todas las adquisiciones o transacciones que se hayan hecho, y también a su autor. Hay una analogía clara entre un NFT y una entrada para un festival de música: en esa entrada hay información sobre el comprador de la entrada, la fecha del evento y su localización. Esas entradas, como los NFTs, son personales y únicos. Como las criptomonedas, es sencillo operar con ellos para comprarlos y venderlos utilizando determinados monederos virtuales donde se deposita el valor de esta especie de certificados de valor únicos.
Si los NFT no se pueden comprar y vender tan fácil como los Bitcoin, entonces, ¿por qué la gente los compra y se gasta tanto dinero en ellos? Pues es sencillo, porque creen que su valor va aumentar con el tiempo, y luego podrán venderlo por más dinero. La idea, por lo tanto, es que si me compro un NFT por 100 000 euros, en un futuro pueda revenderlo por más dinero. Es un activo único, lo que en teoría le debería dar un valor mayor al no existir otro igual.
En unos meses, los NFTs han trastocado el mundo del coleccionismo y del arte digital hasta tal punto que muchos artistas ya no conciben su trabajo sin ellos. De hecho, las galerías de arte están atomizando sus obras para llegar a más inversores.De esta forma, el arte tradicional parece haber encontrado un nuevo filón para conseguir ingresos de las obras que atesora con una estrategia que parece bastante seductora: que cualquiera pueda tener en propiedad una parte de la historia del arte por menos de 2 000 euros, aunque sea en formato digital.
Así, la Galería Belvedere anunció hace un par de semanas que va a convertir una de las obras más famosas de su colección, 'El beso' de Gustav Klimt, en 10 000 NFT que podrá a la venta en 9 de febrero por un precio de 1850 euros la unidad. En diciembre, el New York Times publicaba que la pintura de Banksy 'Love Is in the Air', iba a seguir un proceso de atomización similar con una división en 10 000 tókenes no fungibles que saldrían a la venta por 1500 dólares cada uno, y hace un mes el Washington Post recogía que una obra de cerámica de Picasso se iba a convertir en 1000 NFT.
Esta idea ha hecho que se tengan muchas expectativas sobre los NFTs para invertir y como forma de ganar potencialmente mucho dinero, pero lo cierto es que la mayoría de los NFTs no tienen apenas valor, ya que una cosa es ir a tiro fijo y comprar un Picasso y otra apostar por un artista emergente, menos conocido y seguramente más asequible.
Hace un año el artista digital Beeple vendió su obra de arte NFT por 69 millones de dólares en la casa de subastas Christie's fue un verdadero bombazo, pero esa fue más bien la excepción que confirma la regla. Un estudio publicado por The Alan Turing Institute y realizado por investigadores de la universidad de Londres trató de estudiar si estos activos tienen realmente el valor que muchos les asignan. Su conclusión fue desoladora: la mayoría de NFTs no valen nada. Solo un 1 % de todos los analizados se vendieron por más de 1500 dólares, y el 75 % se vendió por 15 dólares o menos. A día de hoy hay mucho humo y no es probable que los NFTs puedan hacerle a uno rico, pero lo que está claro es que los NFTs están aquí para quedarse.