por la sombra
KOLDO MITXELENA
"Crucero de verano" y "Bonjour, tristesse"
La bibliotecaria del Centro Koldo Mitxelena, Naroa López de Arcaute, recomienda esta semana un libro de Truman Capote y otro de François Sagan
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Susana Araiz y Naroa López de Arcaute, Koldo Mitxelena
13:21 min
CRUCERO DE VERANO, DE TRUMAN CAPOTE
En 1966 Truman Capote, mucho más próspero tras el éxito de A sangre fría, se mudó de su modesto piso de Brooklyn, y abandonó una caja con papeles y viejas fotografías que el portero del edificio rescató de la calle y guardó. En 2004, el contenido de esa caja fue subastado en Sotheby's. Y allí estaba el manuscrito de este Crucero de verano, la novela que Capote había comenzado a escribir en 1943, y en la que había continuado trabajando ocasionalmente durante una década, hasta abandonarla definitivamente.
Grady es una chica de alta clase social y se enamora de un chico en Nueva York, motivo por el que no quiere irse de vacaciones con sus padres. El problema es que ella es de alta clase social pero el chico que quiere es joven que trabaja en un parking, el parking donde ella guarda el coche. Un chico, que además es judío y veterano de guerra a pesar de sus 23 años. El personaje de Gladys tiene ciertas similitudes con el de Holly Golightly, la protagonista de Desayuno en Tiffany’s, encarnada en el cine por Audrey Herpburn.
BONJOUR, TRISTESSE, DE FRANÇOISE SAGAN
En una hermosa mansión a orillas del Mediterráneo, Cécile, una joven de diecisiete años, y su padre, viudo y cuarentón, pero alegre, frívolo y seductor como nadie, amante de las relaciones amorosas breves y sin consecuencias, viven felices, despreocupados, entregados a la vida fácil y placentera. No necesitan a nadie más, se bastan a sí mismos en una ociosa y disipada independencia basada en la complicidad y el respeto mutuo. Un día, la visita de Anne, una mujer inteligente, culta y serena, viene a perturbar aquel delicioso desorden. A la sombra del pinar que rodea la casa y filtra el sol abrasador del verano, un juego cruel se prepara.