Radio Vitoria
Elecciones Municipales
Balance de legislatura municipal 2011-2015 de Vitoria-Gasteiz
Jesús Barredo
Vitoria-Gasteiz
Gasteiz cierra una legislatura entre el glamour de la Green Capital y la polémica por las prestaciones sociales
Vitoria-Gasteiz abrió la legislatura envuelta en el glamour europeo de la Green Capital y cierra estos últimos cuatro años inmersa en un espeso y agrio debate sobre las prestaciones sociales. El alcalde, Javier Maroto, provocó la controversia con unas polémicas declaraciones el pasado mes de Julio sobre la RGI que cobran determinados colectivos de inmigrantes, generando una tormenta política, que amenaza con condicionar la campaña electoral.
El galardón europeo, logrado en la etapa anterior y gestionado por el equipo de Javier Maroto, facilitó una excepcional por inédita imagen de unidad al comienzo de la legislatura en las siempre convulsas relaciones políticas de los grupos municipales de la capital alavesa. El distintivo europeo, relevando a capitales como Hamburgo y Estocolmo, supuso a lo largo de 2012 la mayor proyección internacional de Vitoria- Gasteiz de las últimas décadas.
La distinción gastronómica, con que la que también ha sido reconocida la capital alavesa, a pesar de tener un rango inferior al de Green Capital, permitió cerrar el año 2014 batiendo el record de turistas en Gasteiz.
El cuatrienio 2011-2015 cuenta para el archivo fotográfico de la ciudad con dos nuevos edificios que pasan a formar ya parte de su historia; La Estación de Autobuses de la Plaza Euskaltzaindia y el nuevo Ayuntamiento de San Martin, a los que se añade la reforma de la Avenida de Gasteiz y del Palacio Europa. Proyectos hechos realidad con una incidencia real en la vida de la ciudad y en los que Javier Maroto ha tenido la habilidad de financiarlos en su mayor parte con recursos ajenos a las arcas municipales.
Por el contrario, entre los carretes con negativos sin revelar y que nunca verán la luz figura el que hubieses sido el proyecto urbanístico más importante de la capital alavesa desde el Ensanche del XIX; el fracasado Soterramiento del Ferrocarril a su paso por Vitoria, coincidiendo con la llegada del Tren de Alta Velocidad. No ha sido el único. Javier Maroto debutó hace ahora cuatro años de alcalde firmando de su puño y letra el epitafio al proyecto de Auditorio o Palacio de Artes Escénicas, por considerarlo un sueño megalómano del anterior regidor, sobredimensionado para Vitoria e impropio de los tiempos en crisis. Ha conseguido sonados acuerdos, primero con Eh- Bildu y luego con el PNV, para desbloquear temas puntuales como la propia terminal de autobuses, el plan plurianual de inversiones en infraestructuras o algunos proyectos presupuestarios.
Sin embargo, el escándalo por el alquiler de las oficinas de San Antonio, investigado por el Tribunal de Cuentas del Estado, los elevados costes con los que han castigado los tribunales al Ayuntamiento por expropiaciones forzosas, todo ello en la era de Alfonso Alonso con Javier Maroto de responsable de Hacienda, o la fracasada inversión en el depósito de Yurre, han reaparecido como una pesadilla para el alcalde al final de esta legislatura, con toda la oposición alineada en una crítica unánime al gobierno municipal, cuestionando la transparencia y eficacia de su gestión económica, que habitualmente procura exhibir en su discurso el Partido Popular.
La creciente tensión política que se ha vivido en el seno de la corporación por algunas de estas cuestiones ha cristalizado en las reprobaciones del propio alcalde, de la ex concejala Marian Castellanos o en la imputación por parte de la Fiscalía de la que fuera responsable de Cultura en el Gobierno Municipal, Encina Serrano, por la política de tasas en el uso de instalaciones municipales.
A lo largo de los cuatro años de legislatura, el gobierno municipal ha sido incapaz de lograr un consenso para la ampliación del tranvía; el proyecto de mayor modernidad que ha incorporado Gasteiz en el medio urbano, renovando su modelo de movilidad.
Entre los compromisos fallidos se encuentra el del Parque Industrial de Betoño; la propuesta estrella anunciada por el hace cuatro años aspirante, Javier Maroto, mediante la que se prometieron la creación de mil empleos directos y cinco mil indirectos. La oposición le recuerda frecuentemente este flagrante incumplimiento a un alcalde que hoy prefiere centrar su discurso en el encendido debate de las prestaciones sociales y en la reducción de impuestos.
Javier Maroto está convencido de sintonizar con una parte importante de la opinión pública vitoriana, pero al mismo tiempo ha abierto una brecha difícil de suturar con todas las demás fuerzas políticas y diferentes entidades y asociaciones, que le acusan de poner en riesgo la cohesión social por un “puñado de votos”. Las urnas dirimirán el resultado esta polarización.