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Opinión

La Columna de José Félix Azurmendi (04.04.2015)

JFA

Aberri Eguna ¿Tiene algo que ver con el presente? ¿está perdiendo sentido?

Aberri Eguna

Ya en 1966, Manuel Irujo, el más prolífico de los dirigentes abertzales del exilio, escribía que Aberri Eguna es de todos los vascos. Nació en los regazos del PNV, pero hoy es de todos. Todas las epopeyas nacionales de los pueblos tienen su origen en un hombre, en una idea, en un hecho, en un momento determinado de su historia, pero cuando alcanzan condición de generalidad, cuando son aceptadas por todos, representan a la integridad de aquel pueblo.

Publicaba Irujo estas reflexiones para rebatir a los sectores más integristas de su partido que observaban disgustados que nuevas formaciones políticas como ETA y Enbata celebraban como propio Aberri Eguna, al margen del PNV, al margen del Gobierno del exilio. Manuel Irujo subrayaba que desde la guerra del 36 socialistas y republicanos –de los comunistas no decía nada- habían combatido codo a codo con los nacionalistas bajo la misma bandera y por el mismo pueblo, como gudaris.

¿Tiene esto algo que ver con el presente?

En los primeros años de lo que se conoce como Transición, las fuerzas políticas democráticas se comportaron de acuerdo a esta lógica y celebraron Aberri Eguna, en efecto, como algo propio, con más o menos entusiasmo, eso sí. Pronto, la celebración se quedó para los abertzales, con más o menos entusiasmo también para estos. Un día que era claramente de reivindicación nacional, se fue convirtiendo para algunos como día de celebración de lo conseguido; se fue haciendo en otros jornada de reclamaciones varias, convocando cada uno por su lado, cada vez con menos participación y como lamentando que coincidiera con tiempo tan poco propicio para una convocatoria más multitudinaria.

¿está perdiendo sentido?

El exilio nunca dejó de celebrar Aberri Eguna con su original sentido allá donde hubiera un grupo de vascos con conciencia nacional, ya fuera en América, ya en Filipinas, ya en varias capitales europeas. Con la Korrika se ha visto que existen hoy vascos dispersos y organizados por todo  el mundo, que se movilizan, que viven las reclamaciones identitarias con pasión. Con Aberri Eguna va a suceder previsiblemente algo parecido. Ya están anunciadas movilizaciones en todos los continentes, con la particularidad de que las tecnologías actuales permiten una nueva forma de celebración comunitaria y compartida.

Todos dan por supuesto que vienen nuevos tiempos para Euskal Herria. La diáspora vasca, la de antigua y reciente explicación, está dando muestras claras de querer participar en la construcción de ese nuevo tiempo. Hay ejemplos sobrados de que las diásporas pueden jugar un rol cultural y económico importante. Como decía Manuel Irujo, Aberri Eguna es –debería ser al menos- de todos los vascos, también de los que se reconocen como tales fuera del territorio nacional.

Hay realidades que se aprecian mejor desde la distancia. No es verdad que al patriotismo se desvanece viajando. El viajero inteligente aprende a apreciar mejor al otro y al propio. Me parece que puede servir como reflexión de