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Opinión

La Columna de José Félix Azurmendi (13/06/2015)

José Félix Azurmendi | Radio Vitoria

Finalmente, Javier Maroto no será alcalde de Vitoria-Gasteiz. ¿Afectarán los pactos a la gobernabilidad? La Asamblea Nacional francesa ha sito testigo de un acto por la Paz en el País Vasco

Finalmente, Javier Maroto no será alcalde de Vitoria-Gasteiz

Las extensiones mediáticas del Partido Popular han reaccionado rápida y ásperamente contra el PNV y el Partido Socialista de Euskadi una vez conocido que presentarían un candidato alternativo a Javier Maroto en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz; una vez firmado el acuerdo global entre ambos partidos, una vez despejada la posición de la izquierda abertzale también en Juntas Generales. El PNV ha jugado sus cartas y sus tiempos con inteligencia y no se ha dejado intimidar por presiones y advertencias; la izquierda abertzale ha llevado hasta al final la prioridad invocada de cerrar el paso a Maroto. Ha caído el último bastión popular, sus últimas y desesperadas gestiones, la visita en comisión a la Casa de Javier Lndaburu, solo han servido para acentuar más su soledad, incapaz de atraer a un socio que convirtiera en mayoría suficiente su relativa mayoría. No solo en Euskadi, parecen condenados a ganar por mayoría absoluta para poder gobernar. Es ésta la idea más repetida en este final de campaña, junto a la de la pretendida irresponsabilidad de los socialistas, en las extensiones mediáticas del Partido Popular.

¿Afectarán los pactos a la gobernabilidad?

El tiempo dará o quitará la razón a los que pronostican situaciones ingobernables, fruto de unos pactos y alianzas con pies de barro, y restan apenas unos meses para una nueva consulta electoral que podría dar algunas pistas al respecto. Son las instituciones navarras las que van a vivir el cambio más evidente. Los nuevos gestores se han dado prisa a decir que irán despacio y habrá mucho diálogo. Hay muchos ojos puestos en este territorio, muchas esperanzas, muchos temores también. Se han empeñado algunos en hacer de Nafarroa cuestión de Estado y símbolo de una España casposa que, a mi juicio, poco tiene que ver con la realidad de la sociedad navarra. Faltan pocas semanas para los Sanfermines, el escaparate mayor del territorio foral, y los primeros gestos de cambio pueden hacerse presentes. Los protagonistas del nuevo tiempo están demostrando en todo caso un esperanzador sentido de responsabilidad y una gran transparencia. Desde luego, las extensiones mediáticas de UPN no se lo van a poner fácil.

La Asamblea Nacional francesa ha sito testigo de un acto por la Paz en el País Vasco

Me ha parecido percibir un intento de silenciar o minimizar el importante acto tenido el jueves pasado en la Asamblea Nacional francesa y la declaración por la Paz en Euskal Herria firmada por 110 cualificados y plurales líderes sociales. Me ha parecido percibir también una cierta irritación institucional vasca como si vieran en él una intromisión innecesaria, cuando no contraproducente. Al Gobierno español le molesta muy especialmente que se hable en la declaración de uno de los últimos conflictos de la Europa occidental, porque no acepta que haya un conflicto vasco. Le genera una enorme incomodidad que le recuerden la dispersión y le pidan la liberación de los presos enfermos o con la mayor parte de la condena cumplida. La declaración reclama a ETA el desarme, pero a los Estados francés y español que lo favorezca.

No es probable que el Gobierno del PP y su aliado Manuel Valls atiendan a estas peticiones, pero tampoco es probable que sea el PP el que termine el año al frente del Gobierno.