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Opinión

La columna de José Félix Azurmendi (19/09/2015)

José Félix Azurmendi

La campaña catalana se libra cada vez más en el campo de la Economía. El lehendakari Urkullu lanza un mensaje “claro y rotundo” contra ETA. Mención a la boda del ex alcalde Javier Maroto

Tx. La campaña catalana se libra cada vez más en el campo de la Economía.

JFA. Un resucitado Pepe Borrell decía el otro día en ese programa de Wyoming que cada vez es menos de humor que un punto y medio del PIB no justifica una secesión. El ex dirigente catalán del PSOE, ex presidente del Parlamento Europeo y de muchas cosas más estima que el déficit fiscal, el exceso de la contribución catalana al Estado, se encuentra en una horquilla entre un 1% y un 1,82% del Producto Interno Bruto y no entre la cuarta y la octava parte del que llama “mantra nacionalista catalán”, y por esa diferencia es una locura plantear la secesión. Borrell, y otros muchos con él, dan por supuesto equivocadamente que detrás de las reivindicaciones de las naciones sin Estado sólo hay a la hora de la verdad cálculo económico.

Madrid y los dirigentes españolistas siempre jugaron con la presunción de que los nacionalistas vascos y catalanes no estaban en realidad interesados en la independencia y de que su apuesta y sus hórdagos buscaban situarse mejor para obtener ventajas en el reparto, mejoras competenciales que ellos administrarían a su conveniencia. La apuesta con todas sus consecuencias encabezada por Artur Mas, un representante típico de ese nacionalismo de conveniencia, les ha descolocado. De tomárselo casi a broma, puesto que solo se votaba el Parlamento de Catalunya, han pasado a responder con todas sus armas, lo que ha terminado siendo la mejor prueba del carácter plebiscitario de la consulta. Queda una semana de campaña, los poderes fácticos se están pronunciando sin ambages, nada será igual ni en Catalunya ni en el Estado español en adelante, independientemente de los resultados.

Tx. El lehendakari Urkullu ha lanzado un mensaje “claro y rotundo” contra ETA

JFA. Ha dicho el lehendakari Urkullu con ‘claridad y rotundidad’ en la Academia de la Ertzaintza de Arkaute que “la memoria y el honor de las víctimas no van a quedar relegadas por una mirada al futuro que olvide el pasado”. Ha dicho muy razonablemente que “el fin del terrorismo de ETA no puede suponer pasar página sin clarificación, reconocimiento, ni crítica explícita de lo sucedido”. Ha añadido que la construcción del futuro debe asentarse en el “reconocimiento del daño injusto causado”, y lo ha hecho con una referencia explícita a la violencia de ETA que “fue una injusticia”.

No se le oculta al lehendakari que en este país hay mucha gente que entraría a un debate que requiere más precisiones que las que un discurso ante ertzainas permiten y que en público no es hoy por hoy posible. No se le oculta que hay quienes estarían de acuerdo en que ETA ha cometido actos injustos, pero sin estar de acuerdo en ese titular que afirma que “ETA fue una injusticia”. Hay muchos actos injustos del pasado, no solo de ETA, que no deberían quedar relegados en aras de un futuro a la medida de los vencedores. Los promotores de ‘Eraikiz’ ya han dado los primeros pasos en esa dirección, pero faltan muchos otros.

Tx. Una mención a la boda del ex alcalde Javier Maroto

JFA. Se ha casado Javier Maroto y ha dicho para justificar su matrimonio con el compañero de toda la vida que las sociedades evolucionan. Decía el otro día su compañero de partido Borja Semper en esa evolucionada línea que “ser del PP en Euskadi es ser revolucionario, porque queremos romper con este coñazo de los nacionalistas”. No sé por qué sus revolucionarias palabras apenas han tenido eco.