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Sabatina

La columna de José Félix Azurmendi (11/02/2017)

Reflexiones sobre los acontecimientos de la última semana: posible reapertura de la central nuclear de Garoña, el controvertido relato de nuestra historia reciente, el congreso de Podemos

Tx. Reapertura de Garoña sí o no, nuevamente en primer plano

JFA. No es seguro que la central nuclear de Garoña se reabra, pero  no lo  será en ningún caso  por los motivos que esgrime la mayor parte de la ciudadanía. No es seguro siquiera que sea Garoña la que está en cuestión, que son muchos los que creen ver aquí un debate señuelo que facilite otras decisiones, las que verdaderamente interesan. No se seguro lo que vaya a decidir el Gobierno central, pero lo que todos dan por seguro es que su decisión final tomará muy en cuenta los intereses del poderosísimo oligopolio de las Eléctricas.

Al ciudadano de a pie le faltan elementos de juicio para conocer qué es lo que se oculta detrás de una decisión que va mucho más lejos que Garoña, reapertura sí o no; al ciudadano de a pie se le escapan los argumentos verdaderos para saber si la energía nuclear es más o menos segura, si es más o menos barata, si las centrales pueden sobrevivir durante más o menos décadas; pero el ciudadano de a pie sí sabe que le faltan elementos de juicio y que los que se los podrían facilitar están en buena parte subvencionados si no al servicio de las empresas del ramo:  sabe que sus gobernantes son o podrán ser un día empleados de éstas.

En este caso como en otros, lo que queda de manifiesto es el recelo y la desconfianza con la que los ciudadanos miran a sus representantes políticos. Las encuestas de calle lo ponen en evidencia una y otra vez, junto a una penosa impresión de que nada se puede hacer por evitarlo. Una sociedad bien representada confiaría en que sus dirigentes le iban a defender eficaz y honradamente, y esto es lo que se echa en falta, a propósito de Garoña y de todas las otras grandes cuestiones de fondo.

Tx. Y nuevamente en primer plano el controvertido relato de nuestra historia reciente

JFA.  A propuesta de la Secretaría General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, en el Parlamento vasco se ha vuelto a hablar de la necesidad crítica del pasado, de final ordenado de la violencia, de política penitenciaria, de memoria, y todo ha discurrido sobre cauces previsibles hasta que Jonan Fernández ha propuesto una valoración expresa sobre ETA, de su injusticia, del daño injusto causado por ella a las víctimas y su familiares, y la representante de Podemos en la Comisión parlamentaria, Pili Zabala, ha dicho sentirse humillada con el planteamiento.

Pili Zabala es hermana de un joven secuestrado, torturado y asesinado por fuerzas policiales, y debió pensar que eso también merecía una reflexión especial. El representante de EH Bildu protestó igualmente por esa valoración expresa exigida a ETA, pero eso debió sorprender menos a Jonan Fernández. Sin duda, la historia de ETA y su comportamiento merece una reflexión especial y una valoración expresa, pero no lo merece menos la trayectoria y el comportamiento del Estado y sus instituciones. No dudo de la buena intención del secretario general, pero tengo para mí que se ha introducido en un terreno muy peligroso, si lo que pretende es establecer una escala valorativa de maldades y malvados, o si se percibe como tal, y solo  a partir de 1960 por añadidura.

Tx. Es inevitable una referencia al congreso de Podemos

JFA. Aunque no es el único, porque también el PP está en ello, aunque con la mirada puesta más en el vecino que en el propio. Pocas veces el congreso o asamblea de una formación política había sido objeto de un seguimiento tan general, también en los medios vascos, como el que está celebrando este fin de semana Podemos en la taurina Plaza de Vista Alegre. Todos contra Podemos, pero sobre todo ellos mismos, parece ser la consigna.

Las disensiones en los partidos siempre han provocado un sentimiento más o menos morboso en la clase periodística, pero pocas veces como el que protagoniza Podemos, que parecía distinto y divino y se está mostrando pedestre y como todos. Nadie se aventura a decir en qué parará esto, si a tortazos y con ruptura, o con una autocrítica que los haga más fuertes y unidos en el futuro. Todos parecen dolerse de lo que les sucede, pero están en el fondo encantados y al acecho. Lo que suceda tendrá también una traducción directa en la Euskal Herria sur, en sus dos comunidades, donde tienen una presencia determinante.