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alguien te está escuchando

'Alguien te está escuchando'

La columna de José Félix Azurmendi (24/02/2018)

Radio Vitoria

Reflexiones sobre la pelea en Bilbao entre ultras del Athletic y del Spartak de Moscú y la anunciada disolución de ETA

  • Ertzaina,Bilbao-Sparta, disturbios

    Foto: EFE

Tx. Todo el mundo habla de los incidentes del jueves en Bilbao

JFA. Todavía no ha recibido sepultura el ertzaina fallecido a las puertas de la que se conoce como catedral de fútbol y, por respeto a su familia y amigos, hay cosas que todos pensamos y callamos, pero que a lo largo de los próximos días irán saliendo, en relación a la propia Ertzaintza, a sus mandos, a sus sindicatos, a sus instrumentos y protocolos de trabajo. Deberían ir saliendo también reflexiones y posiciones sobre el fútbol profesional, sus dirigentes, sus órganos, sus intereses. No debería estar ausente tampoco la reflexión sobre el papel asignado y asumido por los medios de comunicación masivos en este campo, por el rol de los profesionales de la comunicación y los comentaristas en un asunto tantas veces utilizado para fines no expresos. El tema es a mi juicio lo suficientemente importante como para que sea objeto de investigación y debate en el Parlamento.

No es la primera vez que en derredor de un espectáculo deportivo se producen altercados, enfrentamientos e incluso fallecimientos. ¿Qué es lo que le hace especial al del jueves pasado en Bilbao? Que parecía que todas las previsiones estaban hechas, que se habían tomado todas las medidas, algunas incluso de apariencia exagerada. Los incidentes, si no se hubiera producido la muerte del ertzaina Inocencio Alonso, no hubieran merecido la atención, no siempre desinteresada, también de los medios de comunicación y difusión más allá de nuestro entorno. Que vienen los rusos, se dijo y repitió; son fascistas, paramilitares, provocadores, se dijo, y algunos entendieron aquí que había que infligirles una derrota ideológica en el campo de batalla. Y, para colmo, se dice ahora, dentro de unos días vienen los marselleses. Para entonces, todos deberíamos tener la lección aprendida.

Tx. Según noticia de esta semana, la disolución de ETA parece tener fecha

JFA. Cuando parece evidente ya que ETA tiene decidido el momento y la forma para su autodisolución, puede resultar de interés reparar en sus sesenta años de vida y en que solo quedan vivos de aquel inicio un par de dirigentes, desvinculados hace tiempo, cuando no enfrentados con quienes han tomado las últimas decisiones en nombre de la organización. Muy al contrario del IRA y el Sinn Fein, el relevo generacional en la dirección ha sido permanente a lo largo de la historia de ETA, lo que no ha hecho sino prolongar durante décadas una estrategia que se sabía hace tiempo dolorosamente inoperante.

El adiós está siendo lento, y solo se explicaría en la necesidad de no dejar cabos sueltos en su interior que pudieran provocar, en palabras de la propia organización, “utilizaciones mal intencionadas” de sus siglas. En el pasado, cada vez que se producía una escisión, y han sido varias, fue siempre la que seguía en la lucha armada la que se hacía con ellas. A nadie debería extrañar pues que se hayan tomado tanto tiempo y tantas precauciones para anunciar la que deberá ser su desaparición definitiva. En los documentos que se han conocido esta semana a través del diario Gara hay una frase esclarecedora en relación con el relato, que es finalmente la batalla que resta por dilucidar: “no abjurará ni renegará de su pasado, pero tampoco exigirá su total legitimación”.

Tx. Euskadi Irratia ha dialogado con dos personas que algo saben de todo esto

JFA. Aprovechando lo conocido esta semana sobre la disolución de ETA, la periodista de Euskadi Irratia Maite Artola se reunió ayer en Txillarre con Jesús Egiguren y Arnaldo Otegi, en el mismo escenario en que hace 19 años iniciaron sus encuentros, a título personal, pero con una representatividad fuera de toda duda. Han recordado que vienen de mundos diferentes, que compartían el deseo de no trasladar a las generaciones venideras un conflicto gestado en la suya: que buscaban facilitar el diálogo entre ETA y el Gobierno español, entonces en manos socialistas. Hicieron el esfuerzo de ponerse en el lugar del otro. Compartían con sus aparatos respectivos lo imprescindible, en aras de la eficacia de los encuentros. Creyeron en un final pactado del enfrentamiento,  que no se ha producido.

Contó Egiguren que Urkullu le preguntó un día de qué hablaban en tantas reuniones durante 19 años, y que le respondió que no hablaban de política, si se entiende por ello la pequeña política. Echan en falta ambos, políticos de altura capaces de dialogar con el contrario sobre los asuntos de fondo: puso como buen ejemplo Egiguren al dirigente socialista Indalecio Prieto y al jagi-jagista Lezo Urreiztieta, que en efecto se trataron y mucho en San Juan de Luz, pero no precisamente para hablar de política con mayúsculas: habría que buscar mejores ejemplos. Mantienen sus diferencias, y mantienen afecto y respeto mutuos. Donde uno vio en Andoain un homenaje inaceptable, vio el otro un “ongi etorri” totalmente natural. Como la vida misma.