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Crónica de Euskal Herria
José Félix Azurmendi nos relata su crónica de Euskal Herria
José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria
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6:49 min
Tx. ¿Algo más que tribunales y sentencias habrá llamado tu atención esta semana?
JFA. No siempre es fácil dar con una agenda informativa propia, autónoma, alejada de la que marcan los poderosos vecinos que nos rodean. Pocas veces, como en esta semana que concluye, las cuestiones culturales propias se han hecho oír, se deberían haber hecho oír al menos. Que estos temas se traten, como es natural, en euskera hace que para muchos pasen desapercibidos, que no merezcan la atención de los grandes medios. Se ha producido esta semana un ejemplo de libro, cuando Gara se hizo eco del último Zutabe que ETA publicó antes de su disolución, reconociendo entre otros asuntos su responsabilidad en el atentado de la Cafetería Rolando, y disculpando su reiterada negativa en que coincidió con una escisión de la organización. La gran prensa, y la menos grande, lo leyeron en Gara en castellano y se hicieron eco de ello como si de una noticia se tratara.
Tx. ¿Acaso no era noticia?
JFA. Si la definición de noticia sigue siendo la que yo aprendí, no. Porque no se trataba de algo nuevo y desconocido. Yo mismo ya la había explicado en varias ocasiones, en comentarios y hasta en un libro, hace años, que, evidentemente, los que parecen haberse desayunado ahora no tenían por qué saberlo, y tampoco por lo visto se habían dado por enterados, y eso es más grave, de lo que ETA le confesó al director de Gara en una larga entrevista que el diario y Txalaparta publicaron en el mes de junio, hace casi cuatro meses, en forma de libro.
Dijo el portavoz de ETA a este respecto en la que se presentó como última entrevista a ETA que no le resultaba fácil explicar las razones que condujeron a la organización a negar su autoría, porque fue entonces cuando se produjo la escisión entre ETA-militar y ETA-político-militar, y la responsabilidad mayor de la decisión fue de los que se definirían luego como polimilis y “terminarían por alejarse de ETA” -dice textualmente-, defendiendo una tesis que debió haber provocado un serio debate. Pero, claro, en euskera estaba dicho y los aludidos debieron pensar, con razón, que pasaría desapercibido y era mejor no menearlo.
En la entrevista en cuestión reconocía ETA también que fue un comando suyo el que ametralló por error a tres jóvenes en Tolosa, en junio de 1981, pero hasta que no se ha recogido en castellano, los grandes medios y los menos grandes, no se habían enterado al parecer. Alguien dijo alguna vez, ¡triste consuelo!, que en euskera había más libertad de expresión, que cosas que se dicen en euskera habrían llevado ante los tribunales a más de uno, si en castellano se hubieran dicho.
Tx. ¿Cómo explicar que a pesar de todos los esfuerzos públicos y privados sea esto así?
JFA. En un panorama informativo tan dependiente de las agencias de prensa y de sus socorridas revistas de prensa, creen saber estas que las que se publican en euskera son prescindibles y no merecen su atención. Hay lugar para la esperanza, sin embargo. Esta semana, contra viento y marea, Euskalerria Irratia ha celebrado su treinta aniversario, con el reconocimiento social y también, por fin, de la Administración navarra. Desde la Comunidad Autónoma vasca, superando viejos recelos y diferencias, Administración y medios de comunicación euskeldunes, grandes y pequeños, nacionales, territoriales y locales, han llegado a un acuerdo para el destino de las ayudas públicas. También esta semana, la organización de la Korrika ha anunciado que su vigesimoprimera edición partirá el 4 de abril de 2019 desde Gares y llegará a Gasteiz diez días más tarde, tras recorrer más de dos mil kilómetros: nadie en sus comienzos le hubiera augurado tan larga y próspera vida.
En el camino, representantes públicos y activistas sociales han aprendido que los esfuerzos de todos son necesarios y compatibles; que nadie sobra ni nadie debe buscar réditos partidarios cuando está de por medio una lengua minorizada. Ese es el espíritu que se observó también en el 30 aniversario de los premios Ricardo Arregi, en el reciente homenaje y reconocimiento a los que han hecho posible en los últimos cincuenta años medios de comunicación en euskera, como los desaparecidos Anaitasuna y Egunkaria, y Argia, Elhuyar, Ttipi.Ttapa, Euskal Irratiak, Eibar, Goiena y EiTB, además de la Facultad de la UPV que forma a sus periodistas. En estos días, también la Asociación Vasca de Periodistas ha hecho públicos sus premiados, pero esa es otra historia, una historia que poco tiene que ver con lo anterior.