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Crónica de Euskal Herria

José Félix Azurmendi nos relata su crónica de Euskal Herria

José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria

  • José Félix Azurmendi

    José Félix Azurmendi

    8:07 min
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Tx. ¿Qué te sugiere la semana que concluye, dónde has puesto la mirada?

 

JFA. Como recuerdo de esta semana que concluye podría mencionar el debate suscitado entre el PNV y EH Bildu en relación con la ponencia de autogobierno. Los expertos designados por los partidos han pedido unos meses más para llegar a un acuerdo, pero todo el mundo sabe que eso es imposible, cuando ni siquiera coinciden en la finalidad de su misión: un nuevo estatus o un nuevo estatuto, que no es desde luego lo mismo.

Podría darme por enterado de que personalidades de todas las sensibilidades, abertzales y no abertzales, ex lehendakaris, ex secretarios generales, relevantes políticos, intelectuales, profesores y líderes sociales han hecho pública una campaña de impulso a una iniciativa que lleva el significativo nombre de Demokrazia Bai.

Podría tomar nota de que el Parlamento Vasco ha aprobado por unanimidad reconocer a las víctimas de la tortura, aunque todo el mundo sabe cuán diferentes son las interpretaciones y las asumpciones de responsabilidad que cada grupo hace de esa lacra sistémica.

Podría referirme a las desmesuradas reacciones que se han producido a propósito de la constitución de la mesa del Parlamento Foral de Navarra, como si se pudiera deducir de ello ya que la próxima presidenta de la comunidad vaya a ser necesariamente la candidata socialista, como si se allanara con ello la designación de Pedro Sánchez como jefe del Gobierno central.

Podría hacerme eco de que los del metal se han hecho oír y sentir en nuestras calles, recordándonos que no todo es de color rosa por aquí y que la solución a los desacuerdos se buscan también en la movilización.

Podría elegir otros asuntos más de relevancia en esta semana que da paso al verano, pero quiero fijarme por sobre todos ellos en la sentencia del Tribunal Supremo contra las bestias de La Manada.

 

Tx. Te parece que tiene una relevancia especial

 

JFA. Casi tres años después de la violación colectiva, en vísperas de Sanfermines y estrenando Ayuntamiento en Iruña, me parece que el asunto lo requiere y tiene también una importante lectura política. El Tribunal Supremo ha revocado la sentencia de La Manada y ha elevado las condenas para los cinco acusados a 15 años de prisión por un delito continuado de violación, admitiendo así los recursos de la Fiscalía, la víctima y las acusaciones populares que ejercen el Ayuntamiento de Iruñea y el Gobierno de Nafarroa. Esa es la noticia, que se presta a muchas consideraciones sobre el lugar y las circunstancias en las que se produjeron las violaciones, y sobre el momento en que se conoce la definitiva calificación de violación, y no de abuso.

El nuevo Ayuntamiento de Madrid, compuesto por PP, Ciudadanos y Vox, lo primero que ha hecho es retirar de los edificios municipales las pancartas contra la violencia machista. El anterior Ayuntamiento de Pamplona adoptó una actitud muy activa para defender a la violada y detener a los violadores: ¿todo hubiera sido igual con el nuevo? Si algo desnuda a las derechas en este momento es su machismo, si alguna esperanza de cambio social hay en este momento es el que venga del protagonismo de las mujeres. No hay sino asomarse a los medios de comunicación de la derecha para comprobar hasta qué punto está incómoda con la sentencia del Supremo y con la reactivación de la indignación social. ¿Hubieran sido iguales los resultados electorales si este asunto se hubiera aireado dos meses antes? Me gustaría pensar que no.

 

Tx. ¿Y para terminar?

 

JFA. Para terminar, unas ocurrentes manifestaciones. Navarra, a pesar de su pequeñez, ha estado de nuevo en boca de todos. Decía el otro día el socialista Josu Montalbán con ironía que no era consciente de que España se vendiera tan barata y mostraba su extrañeza por que se acusara al PSN, al PSE y al PSOE de venderla, cuando cualquier socialista es más español que un botijo. Decía en el mismo programa de ETB la periodista Marta Martín para justificar el nuevo plazo que los expertos del Parlamento Vasco se han dado para terminar con su trabajo que el Parlamento es muy burocrático y el PNV trabaja lento. Decía Lapitz en una sesión de genialidades que ¡ojo con Abascal, que va armado! Hay asuntos, en efecto, que es mejor tomarlos con humor para no caer en la melancolía.

No me parece que lo de Manuel Valls para defender su posición en la elección de alcaldesa de Barcelona fuera una humorada, cuando al describir las razones por las que el independentismo es tan peligroso dijo que “además tienen votos”. ¡Claro ese es el problema, te arriesgas a preguntar, y te encuentras con que muchos se declaran independentistas! No han sido estas declaraciones las únicas sugerentes que he escuchado estos días: le he oído decir al portavoz de EH BIldu Iker Casanova, seguramente como argumento dialéctico, que en la formación que representa hay quien no es abertzale, aunque todos sean soberanistas.

También yo voy a terminar con una manifestación redonda: la alternancia es una virtud, especialmente en los municipios, que son los más propensos a la corrupción. Y mejor si los cargos públicos tienen duración tasada.