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Crónica de Araba
Bicicletas y patines eléctricos fuera de las zonas peatonales
JB
La movilidad, las renovación de infraestructuras culturales y los riesgos de exclusión social planean en la actualidad, mientras las gaviotas sobrevuelan Foronda alarmando a los pilotos.
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Patín eléctrico
4:03 min
Las bicicletas no son para la acera. El Ayuntamiento ha decidido desplazar a la calzada las bicis y patinetes eléctricos que invaden los espacios peatonales. Habrá que cambiar la ordenanza de tráfico. La nueva regulación entrará en funcionamiento después del próximo verano. Los menores de catorce años quedarán exentos. La movilidad gira en torno al ciudadano. La necesaria convivencia con los nuevos medios de transporte será socialmente sostenible si cada uno circula por su carril.
Las futuras infraestructuras culturales de Vitoria pivotan sobre tres proyectos distintos. La reforma del Teatro Principal, el rescatado Auditorio y la recuperación del Iradier Arena. El debate no reside tanto en los continentes como en el contenido y las prioridades.
El nuevo auditorio es una promesa electoral del PNV, integrando parcialmente en una propuesta aspiraciones que otros soñaron y que ahora no pueden rechazar. Nadie discute que el Teatro Principal exige una profunda remodelación. Las alternativas están sobre la mesa, sólo falta concretar el proyecto. El Partido Socialista, al frente del Departamento Municipal de Cultura, asume la primera responsabilidad en su impulso. Por su parte, Euskal Herria Bildu ha dotado de máxima prioridad la recuperación cultural de la fracasada plaza de toros, eufemísticamente bautizada como el multiuosos Iradier Arena.
El aeropuerto de Foronda no nació para el recreo de las gaviotas. Las acrobacias de estas aves costeras han encendido la alarma entre los pilotos que frecuentan la base aeronáutica de Vitoria. Las fantasías voladoras de estas golondrinas del mar han tenido un fatal desenlace al verse absorbidas por el turbo reactor de alguna de las contadas aeronaves, que aterrizan en las instalaciones aeroportuarias de Gasteiz.
No son las únicas especies voladoras que planean bajo el firmamento de la capital alavesa.Según una muestra de hace cinco años, un total de 95.000 ejemplares convierten Gardelegui en su particular parque de atracciones en busca de alimentos. Más de la mitad, 50.000, son gaviotas con una media de 4.500 diarias visitando el vertedero.
Los aeronautas agradecerían a AENA la contratación de un servicio de halcones amaestrados que limpiara el espacio necesario para realizar las maniobras de despegue y aterrizaje. Una fusión de la alta tecnología digital de la Torre de Control con el arte pre- analógico de la cetrería para garantizar la seguridad aérea en Foronda. Con el fin de que sean más los pasajeros que las gaviotas los verdaderos usuarios del aeropuerto, Gobierno Vasco, Diputación y Ayuntamiento duplicarán sus aportaciones a través de Vía con el fin de promocionar los vuelos comerciales y llegar a los trescientos mil anuales en los próximos cuatro años.
El tradicional Pleno de Santa Catalina en Juntas Generales estará centrado mañana en las actuaciones contra la violencia hacia las mujeres. La Cámara Alavesa debatirá una moción firmada por el Partido Socialista y Partido Nacionalista Vasco, la víspera del 25 de Noviembre, Día Mundial para la eliminación de la violencia de género.
Esta semana nos deja también dos conmemoraciones con cifras que no hay que olvidar. El Día Mundial de la Infancia, el pasado miércoles, sirvió para recordar que en Alava de los 44.000 niños y niñas en infancia y adolescencia hay novecientos en situaciones cercanas a la vulnerabilidad que necesitan atención.
Hoy sábado es el “Día Europeo de los Sin Techo” y alcanzan un eco preocupante las cifras del informe anual de Cáritas con 334.000 personas excluidas en la Comunidad Autónoma Vasca, un 15 por ciento de la población. 194.000 sufren una exclusión severa y otras 90.000 padecen aún una situación más crítica que se define como sociedad expulsada; personas preocupadas en poder sobrevivir cada día y a las que probablemente los meca mismos de protección no llegan o no son suficientes. La brecha de la desigualdad, una inquietante lacra social.