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Crónica de Euskal Herria
Crónica de Euskal Herria, 20 de junio de 2020
José Félix Azurmendi analiza la actualidad de la semana en su Crónica de Euskal Herria.
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José Félix Azurmendi
12:26 min
Sabatina 20 de junio de 2020
Radio Vitoria – José Félix Azurmendi
Tx. ¿Qué ha merecido tu atención esta semana de final de primavera?
Jfa. Confieso que me sorprende el exagerado espacio que los medios de comunicación, también los nuestros, dedican a promocionar y felicitarse por que los vascos ya podamos ir de vacaciones a Cantabria y a donde nos plazca, dando por supuesto que todo el mundo lo puede hacer, que a todos alcanza esa posibilidad, que cuentan todos con recursos suficientes, algo que, a fuerza de airearlo, se convierte en necesidad. No estoy poniendo en cuestión la conveniencia del ocio y la holganza, pero sí que solo se pueda ponerlos en prácica yéndose de casa, desplazándose a otro lugar, durmiendo bajo otro techo, casi siempre peor que en la cama habitual. No es preciso ser demasiado viejo para recordar que es este, como el de la moda de sol y playa, relativamente reciente entre nosotros, instalados como estamos en una geografía que nos ofrece en cortísima distancia toda la variedad imaginable de sitios y entretenimientos.
Todos hemos oído hablar de los dos días más felices de quien se hace con una embarcación, que son el de la compra, y el de la venta, cuando se sale de un bien que terminó convirtiéndose en carga. Seguramente también podría valer en no pocos casos el ejemplo para esa feliz segunda residencia que terminó convirtiéndose en un bien que hay que usar para que no se deteriore, se devalúe, se eche a perder. No me refiero a la casa del pueblo de origen familiar a la que los hijos se niegan a ir cuando empiezan a hacerse mayores, la que algunos mejoraron para disfrutarla después de la jubilación: esa, requeriría todo un tratado. Y si no un tratado, sí una mención merecerían los viajes del Imserso, interrumpidos como casi todo por la pandemia, que entre nosotros tuvo un precursor en aquel cura de Elorrio que empezó a llenar autobuses de gente mayor con destino a Benidorm, aquel cura que supo tranquilizar no pocas conciencias de viudas y viudos vencidos por la pasión recuperada al sol mediterráneo y los bailes de salón.
Tx. Supongo que este exordio te lleva a hablar del encuentro de Revilla y Urkullu en Kobaron
Jfa. En efecto. Me parece estupendo que vizcaínos y cántabros se lleven bien. No faltan en el abertzalismo histórico y en el más reciente, ejemplos de proximidad, influencia y afecto, como la de los Sota en el PNV por ejemplo, y la de aquella izquierda castreña que quería ser como la izquierda abertzale, de recuerdo más reciente. Hay mucho apellido intercambiado entre vizcaínos y santanderinos, que es como los conocimos antes, llegados por tierra y mar, por el comercio, las minas, las fábricas, y las conservas de anchoas. Como contribución directísima aportaré que, a comienzos del siglo pasado, una tía ondarresa de mi madre, cabeza de una saga familiar que hizo de Conservas Ortíz emporio, solía ir, por mar naturalmente, a adiestrar a las mujeres de Santoña en la conserva, en la salmuera, en las anchoas demandadas especialmente por los italianos. Tengo más anécdotas amables de una relación antigua, pero son más las nada cordiales, especialmente tras el trato recibido por familias que trataban de embarcarse en Cantabria rumbo al exilio, y por un franquismo mucho más arraigado en unos que en otros, del que el enorme monumento a Carrero sigue dando testimonio en Santoña. En Bizkaia hay dichos para reflejar, así sea injustamente, lo que digo, que no osaré reproducir.
Pero bien está lo que cambia a mejor, y parece que ahora todos –decenas de miles de familias, según escuché ayer a un periodista que sabe de qué habla en Radio Euskadi- están de acuerdo en que les conviene llevarse bien: unos porque disfrutan de unos parajes incomparables, y otros porque se benefician del consuma que hacen. También por lo visto les conviene llevarse bien al lehendakari y al presidente, tan distintos y tan distantes hasta no hace mucho. Y hablando de estas cosas, una vez más debo referirme a la colaboración de la prensa en espectáculos como el de Kobarón, de tan dudoso interés salvo para los que los montan. Por cierto, he echado en falta en el encuentro, tal vez se me haya escapado, alguna referencia a ese tren de alta velocidad que a la luz de lo que nos dicen en Bruselas se va a hacer esperar y mucho, y no solo para Revilla, a quien Pedro se lo había prometido para muy pronto. ¡Este sí que es un temazo que merecería ser tratado en la prensa de ambas comunidades!
Tx. Temazo, el de la CIA recordando el papel de Felipe González en el GAL
Jfa. Lo que el informe de la CIA acerca de los GAL se ha conocido ahora a través de un periodista del diario La Razón no dice nada que se desconociera. Lo nuevo y muy relevante es quién y dónde se dice. Llama la atención también que salga a la luz ahora, en un momento, como sostienen los dirigentes de Podemos, muy inoportuno, y de esta manera. No voy a repetir lo que todo el mundo sabe -todos los que se han querido dar por enterados-, pero la ocasión da pie a algunas reflexiones y comentarios al margen de lo obvio. Ningún Estado se libra de practicar el terrorismo, la guerra sucia, si sirve para cazar ratones: lo dijo Felipe González, se trata de razones de Estado, obligado por el bien común a combatir también en las cloacas. Pero muy pocos lo hacen dándole nombre y apellidos, notoriedad además de generoso presupuesto, como en el caso español del GAL. Para comportarse así hace falta sentirse muy seguro, o convencido de que le favorece no mantenerlo en la sombra; usarlo para demostrar arrestos, porque hay poderes fácticos que como en este caso lo ponen en duda; e impunidad, porque se sabe que nadie de la oposición, Fraga por ejemplo, y de los creadores de opinión más poderosos, El País de Polanco y Cebrián por ejemplo, se lo van a reprochar, y mucho menos el jefe del Estado. En ese papel, la figura de un González dispuesto a servirse y servir a las fuerzas del orden que sostuvieron al franquismo, buscaba demostrar(les) que él si se atrevía, y buscaba forzar a la Administración francesa a ser más activa contra ETA. El personaje González no tenía los complejos de los que habían sido sostén, beneficiarios y compañeros de viaje de la dictadura, y quería que se notara.
A quienes se empeñan o se sirven de analizar la violencia y el terrorismo desde una óptica ética, les resultará incómodo reencontrarse con la historia de un terrorismo que ni de lejos ha sido denunciado y condenado por ellos como el de ETA, que de alguna manera también a ellos les contamina por tanto. Matar siempre está mal, todos las víctimas merecen respeto, pero no todas las muertes son igual de vergonzosas. Es feo decirlo, pero es así. Lo de la CIA da argumentos a quienes lo usarán para su relato y dejará en evidencia a quienes harán todo lo posible por restarle valor o, mucho mejor, desconocerlo. No ha dicho nada que no se supiera, dice mucho menos de lo que fue, pero lo ha sacado del baúl, lo ha puesto encima de la mesa de la opinión pública, en vísperas electorales además.