Cerrar

Araba Gaur

Tragedia en el Himalaya

Zerain, el hijo predilecto de Gasteiz descansa en el Nanga Parbat

La desaparición del alpinista vasco, Alberto Zerain, junto a su compañero de cordada, el argentino Mariano Galván, ha conmocioando al mundo del montañismo de Euskalherria y de Araba en especial.

  • Alberto Zerain

    2:49 min
imagen player
imagen player
imagen player

El primer fin de semana de julio nos ha sacudido un latigazo que deja huella. La confirmación de que Alberto Zerain y Mariano Galván habían quedado sepultados en la arista Mazeno en su ascensión al Nanga Parbat nos ha dejado sin aliento y ha humedecido nuestros ojos por una de las vías más duras; por donde llora el alma.

El tópico de que no hay muerte más feliz que la que  encuentra el ser humano practicando su pasión puede mitigar el  dolor, pero no  amortigua el sufrimiento.

La Montaña Desnuda, la novena más alta del planeta, también conocida como la montaña asesina, ha decidido quedarse en sus entrañas con el entusiasmo de estos dos alpinistas, como si envidiara el apasionamiento que al Alberto y Mariano desprendían en cada uno de sus proyectos.

Alberto Zerain, el primer alavés en coronar el Everest, se alejó de los circuitos comerciales y vivió a la sombra de los focos mediáticos. No quiso hacer de la montaña su profesión. El camionero de los ocho miles, como cariñosamente le ha definido Iñaki Makazaga, hizo del transporte su medio de vida y del alpinismo en estilo puro una pasión vital que da sentido a la existencia.

Las cumbres más que un objetivo eran la consecuencia anhelada de un proyecto, que convertía la travesía y la forma de ascender en un fin en sí mismo. Disfrutaba lo mismo relatando las cimas conquistadas-10 ocho miles en su historial-, que la decisión de renunciar porque las condiciones lo hacían imposible.

La verdadera satisfacción residía en el diálogo cara a cara con la montaña, en descifrar sus enigmas, porque cada día, cada instante  - como él decía- era distinto;  y había que jugar con la experiencia, la intuición y la inteligencia en cada momento. En la cordada de esa filosofía, Alberto encontró durante las últimas expediciones la compenetración de Mariano Galván, mientras esperaba la recuperación de Juanito Oiarzabal.

Quienes hemos tenido el privilegio de conocer a Alberto, no olvidaremos el brillo de sus ojos cada vez que nos narraba la última experiencia o la ilusión que desprendía su mirada dibujando los nuevos  proyectos.

La arista Mazeno que lleva al Nanga Parbat se ha quedado con Alberto Zerain y Mariano Galván.

¡Qué pérdida¡ me decía con los ojos llorosos una de las más fieles amistades de Alberto, mientras uno de sus más íntimos amigos intentaban disimular el desagarro interior con la exclamación de que han muerto haciendo lo que les apasionaba.

La Montaña Desnuda de la Cordillera del Karakórum en Pakistán debe saber que Alberto y Mariano están donde siempre han querido estar: confundidos con la naturaleza y en el recuerdo indeleble de todos los que les conocieron. En el Himalaya permanecerán para siempre y de nuestros corazones nunca podrán salir.