Cerrar

Cinco minutos más

ESCRITO EN EL AIRE

"Sin un cambio de mentalidad, no será posible una ciudad sostenible"

AG

El escritor Juan Ibarrondo se fija en Errekaleor como un proyecto sostenible y ecológico.

  • 2:30 min
imagen player
imagen player
imagen player

Existe una versión light de la ecología ciudadana que la reduce al servicio de parques y jardines. Dicho sea sin perjuicio de mi fascinación hacia  esos maravillosos espacios de naturaleza humanizada, que con tanto mimo cuidan nuestros estupendos jardineros y jardineras.

Afortunadamente, hoy en día, no falta quien amplía esta versión añadiendo a la lista: huertos urbanos, reciclaje y energías renovables…, lo cual ya es un avance importante hacia una concepción más global de la ecología urbana.

Sin embargo,  incluso esta idea más actualizada se queda coja,  y es a todas luces insuficiente, si no le añadimos  un elemento clave sin el cual todo lo demás no funciona.

Me refiero a que sin un cambio profundo de las mentalidades y las relaciones sociales, no será posible la obligada transición hacia una ciudad sostenible y ecológica.

Con una mentalidad consumista, que valora a las personas por su capacidad de consumo, según el criterio de cuanto más tienes más vales, es imposible avanzar hacia una ciudad ecológicamente sostenible.

De la misma forma, una sociedad  que utiliza el mercado como principal -y casi único- regulador social, según la ley de la oferta y la demanda, tampoco permite avanzar hacia el objetivo citado.

No es demasiado difícil (aunque exige cierta voluntad política) poner huertos urbanos, quintos y hasta sextos contenedores, o placas solares en los edificios (aunque sería conveniente que funcionen, no como pasa ahora con muchos de ellos que parece están de adorno)

No es ya tan fácil que los vecinos usen bien los contenedores, a la vista está; o que los huertos tengan cultivadores, y no hay más que ver el fracaso de Basaldea…,  por lo menos si no se cuenta desde el principio con  las personas que los van a usar: desde el diseño de los proyectos hasta su puesta en marcha,  promoviendo además su autogestión.

Aunque lo realmente difícil es el cambio de mentalidades y de relaciones sociales, y por eso es también en lo que mayores esfuerzos habría que invertir.

Un ejemplo de lo que digo lo tenemos del barrio ocupado de Errekaleor. Una versión light del anillo verde lo considera un estorbo y propone derribarlo para poner huertas urbanas (que por otro lado ya existen allí) mientras que una versión integral lo consideraría como una parte esencial de tal anillo, que no se limitaría así  a una zona verde más, sino que sería (junto con otras iniciativas a construir)  un ejemplo de la  futura ciudad ecológica que debemos idear entre todas y todos.