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Crónica de Araba
El Azkena Rock Festival marca el solsticio de verano en Gasteiz
EITB-MEDIA
El solsticio de verano en Vitoria-Gasteiz tiene un nombre propio: Azkena Rock Festival. La mejor definición, la sentencia de taxista: es el acontecimiento por excelencia, el que más trabajo nos da. La vigésima edición llega con sabor a victoria tras dos años de suspensión por la pandemia.
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El ARF el evento cultural que mayor concentración de público registra en Gasteiz.
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Las tiendas de campaña transforman en un parque residencial todo el entorno al monte de La Tortilla. Restaurantes y terrazas se ven desbordados por un público, que exhibe sin pudor su melomanía ante la clientela más tradicional. Los hoteles rozan el lleno y los hogares nómadas de caravanas y furgonetas llenan los parkings e invaden los arcenes.
No hay evento cultural que cambie más la coreografía de la capital alavesa que esta cita anual con una música bautizada como la banda sonora del siglo XX y que, superada ya la segunda década del XXI, goza de buena salud. Durante tres intensas jornadas, más de 15.000 personas diariamente desafían el asfixiante calor sahariano que amenaza con licuar hasta el renovado asfalto de Mendizabala.
Los decibelios y las descargas eléctricas crean una atmósfera inconfundible. Las botas o zapatillas, normalmente converse, y siempre negras; las txupas de cuero, sobre ajustados pantalones pitillo, negros o rojo-granate, y las camisetas, indistintamente anchas o estrechas, bajo camisas de cuadros, integran una indumentaria tan rompedora como clásica, que se adueña del paisaje urbano.
Son los adictos a esa fusión de Blues y Country, que en los años cincuenta del pasado siglo generó no sólo una nueva corriente artística, sino un profundo cambio cultural. Fueron vituperados por el establishment musical de la época; los vincularon con el desarraigado mundo de las drogas, de los anti-sistema, y ahora en su peregrinaje buscan la saludable dosis que les ofrece el Azkena Rock Festival de Gasteiz.
El jueves fue la jornada para los más puretas del rock en estado puro con Morgan Wade al frente. Ayer disfrutamos de los de casa con Sociedad Alkoholika, Nukore y Delerium Tremens como referencia. Hoy es el turno para las estrellas del cartel Patti Smith, Suzzi Quatro y Emmylou Harris.
La poetisa del punk rock, Patti Smith, nacida en Chicago en 1946, a sus 75 años edad simboliza la aportación feminista e intelectual al punk, siendo una de las artistas más influyentes dentro de la música rock. No le anda a la zaga la estadounidense- británica, Susan Kay- Suzzi Quatro- con 72 años, la primera bajista mujer y cantautora que se convirtió en estrella importante de rock. Disfrutar de ellas en los espectaculares escenarios de Mendizabala será como descender por la cueva de una bodega para deleitarse con los aromas y sabores de un reserva de lujo. Un buen broche para la vigésima edición de un Azkena Rock Festival al que el virus pandémico dejó en el dique seco dos años y ahora regresa con una cierta sensación a victoria.
El relevo lo cogerá mañana el Araba Euskaraz en las campas de Olarizu para cerrar una semana en la que hemos conocido a los dos nuevos Celedones de Oro; Marijo- del Bar la Unión- y Jesus María Alegría- Pinttu-. Mariajo Otxoa de Eribe, atleta y hostelera en un establecimiento centenario, que forma parte de la historia de la ciudad, y Pinttu, un solidario alborotador cultural, recibirán la preciada estatuilla con la figura del mítico personaje gasteiztarra, Celedón, el único capaz de congregar a más gente que el Azkena Rock Festival. Zorionak.
