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Salud

El coronavirus ha recortado un año la esperanza de vida en Vitoria-Gasteiz, que ha vuelto a niveles de 2010

EITB MEDIA

La capital alavesa ha sido la ciudad vasca donde la pandemia ha tenido más impacto, incluida la mortalidad que ha aumentado un 20%. Son algunos de los datos recogidos en el diagnóstico sobre el estado de salud en la población gasteiztarra y sobre los que se va a elaborar el tercer plan de Salud

  • Unai Martín y Livia López

    Unai Martín y Livia López

    1:54 min
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Vitoria-Gasteiz tiene un buen estado de salud, pero la pandemia ha golpeado de lleno los indicadores en los que la capital alavesa estaba a la cabeza de Euskadi como el de la esperanza de vida que en 2019 era de 81,7 años en hombres y de 87,8 en mujeres, aunque ahora eso ha cambiado.

El impacto de la COVID-19 en la esperanza de vida ha motivado un retroceso hasta valores de 2010. Se han perdido 1,2 y 0,9 años de esperanza de vida al nacer en hombres y mujeres, respectivamente. Paralelamente, la mortalidad aumentó en torno al 18-22%, lo que supone que por cada mil personas falleció una persona más de lo esperado. Sin embargo, se estima que este impacto probablemente será temporal y la mortalidad se recuperará.

Unai Martín, es el investigador de la Universidad del País Vasco y autor del diagnóstico sobre el 'Estado de salud en la ciudad'.

En él también se pone de manifiesto que pese al buen estado de salud y su mejora durante los últimos años, en Vitoria-Gasteiz existen desigualdades en salud según el barrio de residencia, el nivel económico o el género, entre otros indicadores. Se ha constatado, por ejemplo, que la tasa de prevalencia estandarizada de diabetes melitus en un barrio con nivel bajo de renta familiar casi duplica a la de los barrios con rentas más altas. Igualmente, en barrios con mayor tasa de paro se registra una mayor prevalencia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Algo similar sucede en el caso de la salud mental. Vivir en un barrio vitoriano con buenas condiciones socioeconómicas supone un menor riesgo de sufrir ansiedad o depresión entre las mujeres o de tener pluripatología entre los hombres. Este tipo de diferencias no son tan perceptibles en otro tipo de indicadores de salud como el de nacimientos con bajo peso.

En el caso de las desigualdades por género, destaca el hecho de que los hombres tienen una esperanza de vida 6 años menor que las mujeres, un hecho achacable en gran parte al modelo de masculinidad hegemónica. De hecho, pese a vivir más en el caso de la mujer, 10 de esos años serían en mala salud, frente a los 7 años de mala salud de los hombres. Los datos señalan además que las mujeres valoran peor su salud y tienen más problemas de ansiedad y depresión que los hombres.

El diagnóstico elaborado por el Grupo de Investigación OPIK analiza también estilos de vida de la ciudadanía extrayendo varias conclusiones. En cuanto a hábitos alimenticios, predominan las prácticas saludables aunque con diferencias por tramos de edad y nivel socioeconómico. Por ejemplo, la población masculina entre 16 y 39 años consume la mitad de fruta que la de 65 y más años. Cerca del 80% de la ciudadanía se considera activa y más del 85% no fuma.

Una vez elaborado el diagnóstico sobre el estado de salud, Vitoria preguntará su opinión a la ciudadanía mediante una encuesta y luego redactará el que será el Tercer Plan de Salud de la ciudad.