Ha pasado un año desde que se nos pidió que no nos relacionáramos. El aislamiento fue el muro que le pusimos al virus. Primero, desde casa; después, socialmente. Teniendo en cuenta que somos seres sociales, ¿cómo ha cambiado nuestra forma de relacionarnos? ¿Qué relaciones hemos tenido con nuestros amigos? ¿Hemos dejado de conocer gente nueva?

"Las medidas contra la pandemia han tenido su efecto en la forma de buscar relaciones, y encontrar relaciones presenciales ha sido casi imposible, por el confinamiento, las restricciones…", explica Olatz Berastegi, psicoterapeuta y sexóloga en Harremanak.

En el confinamiento, encontramos en Internet un lugar para entretenernos, trabajar, estudiar… y también para relacionarnos, "pues ahí ha estado nuestra oportunidad de conocer a gente nueva". Fue, durante tres meses, la única manera de seguir en contacto con familia y amigos, y después, obligados por las restricciones y la prevención, también nos ha sido de ayuda. "Las restricciones tienen un efecto directo, y aunque nos conozcamos mediante las redes sociales, las oportunidades de verse cara a cara se han reducido mucho", recuerda la asociación Harremanak.

Kaixomaitia es la herramienta virtual que tenemos para conocer gente y ligar en euskera. Según la encuesta sobre relaciones afectivas y sexuales en Euskal Herria que realizaron en 2020 junto con Aztiker, la opción más habitual para encontrar pareja entre la ciudadanía vasca es entre amigos (31,6) y de fiesta (35,8 %). Son datos de antes de la pandemia, y en el último año, pocas reuniones y fiestas.

Como nos explica el fundador de kaixomaitia, Iñigo Arandia, ese modo de socialización es principal sobre todo entre los más jóvenes, "aunque cada vez son más los que usan webs y aplicaciones para relacionarse". Arandia cree que "las medidas tomadas por la emergencia sanitaria han reducido mucho las posibilidades de socializar, encontrar pareja o tener relaciones afectivo-sexuales".

"Los seres humanos somos seres sociales, y necesitamos las relaciones, vivir la sexualidad y conectar con el placer. Son importantes para nuestro bienestar", recuerda Berastegi. En ese contexto, no podemos olvidar el golpe que han dado las restricciones a nuestra salud mental, también a la de los jóvenes: "Muchos jóvenes están cansados, tristes, con mucha inquietud porque las vivencias que necesitan para su bienestar han desaparecido. Siempre se relacionan a noticias negativas, a irresponsabilidad, pero no se habla de las restricciones que sufre su salud (pues la salud física no puede separarse de la mental)". Menos mal que han tenido Internet.

En una pandemia en la que hemos tenido que alejarnos los unos de los otros, "esta época ha sido más de sembrar que de recoger la cosecha". Arandia nos confirma que esa siembra se ha dado online. "El consumo a través de Internet ha aumentado en todos los sentidos: las plataformas de streaming, el comercio electrónico y, por supuesto, también las webs para encontrar relaciones", explica, "sobre todo en los meses de confinamiento duro".

Habrá quien, obligado por la situación, ha buscado relacionarse en Internet por primera vez este año. Como nos explica el fundador de kaixomaitia, para muchas personas las aplicaciones para ligar han sido la única manera de conocer a gente nueva. "Encontrar pareja o relaciones afectivo-sexuales todavía tiene cierto componente de estigma. Afortunadamente, esta opción está cada vez más normalizada, y la pandemia lo ha dejado en única opción para algunas", dice Arandia.

Usar aplicaciones para ligar ha ido generalizándose en los últimos años, y no solo entre los jóvenes. En una época en la que hemos basado gran parte de nuestras relaciones en videollamadas, esa tendencia no ha hecho más que acelerarse. En 2020 las suscripciones a kaixiomaitia se duplicaron. "En los últimos años el número de inscripciones de gente por encima de 55 años ha crecido considerablemente. La pandemia no ha hecho más que fortalecer eso", explica Arandia.

Los efectos del aislamiento social también han tenido su importancia en las parejas. "Ha tenido efecto en todas las relaciones, y por lo tanto, no podemos dejar las relaciones de pareja fuera de ese alcance", explica la sexóloga de la asociación Harremanak.

Durante el confinamiento domiciliario, y también en los siguientes meses de restricciones, "la convivencia se intensificó" entre los que viven juntos, y "las parejas tuvieron que pasar más tiempo juntos". Las parejas no convivientes también sufrieron las consecuencias de las restricciones, en este caso "porque tuvieron dificultades para estar juntos".

Ambos aspectos han afectado a las parejas, como han comprobado los profesionales de la psicología expertos en relaciones. En las parejas que conviven, en muchos casos, "las cargas del día a día y la dificultad para tomar aire fuera de la pareja han afectado a los conflictos, y en las parejas que no viven juntos también han creado una sensación de desesperación", explica Berastegi.

¿Qué habremos sacado de esto cuando volvamos a socializar con normalidad? Berastegi, de la asociación Harremanak, recuerda que necesitaremos un tiempo "para situar e integrar lo vivido, es decir, para entender las lecciones que sacamos de aquí".

Sobre lo que vendrá después, todo son creencias y deseos, de momento. "Esperemos que de aquí salga una sociedad más humana, que nos demos cuenta de la necesidad mutua, y que en nuestras relaciones, en vez de usar el miedo, los juicios y rigidez, primen el entendimiento mutuo y los cuidados". Eso desea la asociación Harremanak, la misma filosofía que llevan trabajando en todo tipo de relaciones, también de pareja: "Que la fragilidad que nos ha enseñado esta pandemia se convierta en un punto fuerte para darnos cuenta de la necesidad del otro y los valores que los demás nos ofrecen".

Los deseos Arandia también van por el mismo camino: "Espero que seamos más conscientes que nunca de que somos seres sociales, de que necesitamos a los demás, de la importancia de las relaciones afectivo-sexuales y de los cuidados, empezando por el cuidado a uno mismo". Pero no podemos olvidarnos de las consecuencias de la crisis económica que, "por supuesto, tendrá un gran efecto en las relaciones".

Según el sociólogo Nicholas Christakis, basándose en lo ocurrido en otras pandemias, una vez consigamos la inmunidad de grupo y superemos las consecuencias sociales y económicas, en unos tres años, entraremos en la "pospandemia". Esos serán, supuestamente, años tanto de desenfreno social y sexual como de derroche de dinero.

"Eso dicen algunos, que vendrá una época de desenfreno sexual y consumo", dice Arandia. La liberación sexual es "positiva", pero si además de eso "tendremos la necesidad de consumir, flaco favor nos hará".

En gran medida, estará en nuestra mano decidir qué tipo de relaciones queremos tener con los demás. Según Berastegi, de Harremanak, "últimamente la gente está cansada, le ha vencido el miedo, han aumentado las amenazas mutuas, juzgamos en vez de entender la actitud del otro, y en consecuencia pasamos una check list larguísima a la hora de ligar. Se está convirtiendo algo difícil encontrarnos, y el miedo está alejando a los cuerpos, en vez de acercarlos".

Desde Harremanak, Berastegi desea que "la necesidad mutua y el placer que nos pide el cuerpo pueda superar todo y que, como he dicho, nos ayude a construir una sociedad más humana". "Deberíamos poner en el centro los cuidados mutuos, la afectividad, la salud y la sociedad, por encima de los valores materiales y económicos", concluye Arandia.