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Tecnología de Consumo

15 de febrero

El apagón de la TDT ha llegado, pero no será el último

Eva Rodríguez (Xataka) nos informa en la sección de Tecnología de Consumo en "Ganbara de Cerca" del TDT, de las estafas digitales y las impresoras 3D que hacen carne comestible.

  • Las impresoras 3D que hacen carne comestible

    Las impresoras 3D que hacen carne comestible

    12:25 min
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Mientras que algunas personas tuvieron el día de ayer marcado en el calendario porque era San Valentín, para otras el 14 de febrero era una fecha crítica porque se producía por fin el temido apagón de la TDT a escala estatal. O lo que es lo mismo, que los canales con calidad estándar o SD dejarían de emitir en favor de aquellos en alta definición o HD.

Las cadenas se han ido adaptando para llegar a tiempo, habrá alguna gente que haya tenido que comprar un sintonizador o incluso una tele nueva (después de todo, el 98% de televisores del estado eran compatibles según datos del gobierno central) y lo que sí que ha tenido que hacer todo el mundo es resintonizar para librarse de esos canales ahora en negro y antes en resolución SD.

Pero este no ha sido el primer apagón de la TDT y tampoco va a ser el último. El primer objetivo con esta medida es mejorar la calidad de la retransmisión de la TDT. No es un cambio de tecnología en sí mismo, sino que deriva directamente de un aumento de la resolución mínima exigida. 

Esta emisión tenía un coste, pero no solo en recursos sino también en el uso de las frecuencias. Los distintos apagones de la TDT no solo tienen como objetivo aumentar la calidad mínima que recibimos en la tele, sino también liberar espacio en el espectro radioeléctrico.

El apagón de la TDT de este 2024 es consecuencia del segundo dividendo digital, iniciado iniciado en 2020 y como parte del proceso para liberar la banda de 700 MHz, ahora destinada al 5G. No es una decisión particular del Gobierno de España, sino que corresponde a una directiva europea que data de 2017.

Cada ciertos años, las emisiones de televisión cambian. Entre la gente que nos escuche habrá quien vivió el paso del blanco y negro a color, allá por 1972, no es mi caso, pero sí que viví la fecha de la llegada de la TDT, a finales de 2005. El primer apagón llegó en 2010, cuando se obligó a que todos los canales emitieron solo por la TDT y abandonaron lo analógico.

Para que un televisor sea compatible con los contenidos HD es necesario que sea compatible con las siglas DVB-T: difusión de vídeo digital. Pero es verdad que desde 2015 lo normal es encontrar televisores que tengan la segunda generación, DVB-T2, un estándar de transmisión que permite más flujo de datos y en la práctica, la resolución 4K.

Yo lo voy adelantando porque a debate se encuentra todavía el Tercer Dividendo Digital. Los operadores de televisión y los de telefonía mantienen discusiones sobre la banda entre 470-694 MHz. Pero ya tenemos una fecha: la Unión Europea de Radiodifusión ha acordado que hasta al menos 2031 se mantendrá la TDT como hasta ahora, después es probable que haya un cambio de bandas y cierre de canales. Lo bueno es que si habéis comprado una tele recientemente, lo normal será no tener que preocuparse. 

Hay tantas estafas por llamadas y SMS que Transformación digital ha iniciado una consulta pública para liquidarlas

En julio del año pasado entraba en vigor una ley que prohibía las llamadas comerciales sin permiso, lo que en la práctica significa que seguramente recibas menos llamadas. No obstante, seguro que en tu WhatsApp o en tus SMS hay registros de llamadas de números desconocidos o mensajes cuando menos sospechosos.

Las estafas por suplantación de identidad mediante llamadas o mensajes de texto son una plaga, por lo que el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública ha hecho oficial una consulta pública en la que proponen cinco bloques de posibles medidas para prevenirlas y luchar contra ellas. Os resumo lo más importante.

La primera tiene que ver con cómo logran engañarnos, algo que hacen alterando el Calling Line Identification, es decir, se manipula para hacer que el número que nos está llamando/enviando un mensaje coincida con el de la persona o entidad a la que se suplanta. ¿Quién tiene la culpa de esto? Pues la red móvil, que no utiliza mecanismos de seguridad que certifiquen el origen de la llamada.

El Ministerio propone medidas como cooperar con los operadores móviles para identificar estas llamadas, o establecer una lista que bloquee automáticamente llamadas desde ciertos identificadores. El desafío está en que muchas de estas estafas se producen desde fuera del estado, donde estas medidas no aplicarían.

En los SMS más de lo mismo: un mensaje que se hace pasar por la administración, Correos o el banco. El Ministerio quiere cooperar con los operadores e incluso crear una base de datos estatal con "una lista exhaustiva de nombres y abreviaturas alfanuméricas a utilizar para identificar a las entidades emisoras de los mensajes".

De acuerdo con el Ministerio,  es sencillo identificar estos patrones de actuación, por lo que podría implementarse una inteligencia artificial que permita detectar cuándo una comunicación está siendo utilizada para llevar a cabo este tipo de estafas.

Finalmente proponen medidas agresivas como el bloqueo de acceso a webs en el caso de que un SMS fraudulento nos invite a pulsar en un enlace, creando una lista negra de URLs que adviertan a los usuarios de que el sitio no es seguro.

OpenAI en problemas por su vinculación con el pentágono

Puede que haya quien no le suene la empresa tecnológica OpenAI, así que lo recuerdo: es quien inventó ChatGPT y lo explota. En los últimos meses ha alcanzado la notoriedad, pero también ha vivido episodios más oscuros como su prohibición en Italia o el despido y readmisión de Sam Altman, su CEO.

El pasado mes de enero salió a la luz un movimiento que posiblemente no estaría exento de una nueva polémica: OpenAI eliminaba de su política su compromiso de no participar de actividades militares. Ojo, cuando OpenAI empezó, era un proyecto sin ánimo de lucro que apostaba por la investigación en la IA, pero años después de ha convertido en una lucrativa empresa que ha empezado a colaborar con el Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono), algo que conocimos en el Foro Económico Mundial de Davos donde se abordó la ciberseguridad.

Esta noticia tiene más calado de lo que parece por poder de USA, la capacidad de la IA y obviamente, su aplicación en contiendas. Sin embargo, ha pasado bastante desapercibido para la mayoría, pero hay una serie de activistas que se ha reunido en la sede de OpenAI en San Francisco para protestar, llamando a "pausar la inteligencia artificial" y su colaboración militar.

De acuerdo con OpenAI,  la firma de IA está trabajando con el Departamento de Defensa (el Pentágono) para desarrollar soluciones de ciberseguridad abiertas. OpenAI, además, ha comenzado a colaborar con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa.

Cabe señalar, eso sí, que la compañía asegura que sus políticas todavía prohíben usar su tecnología para "desarrollar armas, destruir propiedades o infligir daño a las personas". Con el paso del tiempo sabremos si OpenAI cambia nuevamente su esquema.

La carne impresa ha pasado de ser una utopía a ser realidad: es made in Navarra y cuesta 3,5 euros

Hay un hecho incuestionable: no hay vacas ni cerdos para alimentar a las 10000 millones de personas que vivimos en el planeta. La ONU lleva tiempo advirtiendo que o cambiamos el modelo productivo, o la dieta o inventamos algo. Y en este escenario ha nacido el ecosistema foodtech, para ofrecer tecnología y maquinaria que tenga como objetivo la fabricación sintética de carne. Algunos ejemplos alrededor del mundo son Impossible Foods, Beyond Meat o Future Meat Technologies.

Si podemos hacer que de una fábrica salgan chuletones, costillas y lonchas de bacon sin necesidad de que entren vacas o cerdos, ¿por qué no íbamos a comerlos? La carne artificial producida en impresoras 3D no es algo nuevo, pero una cosa es que pueda hacerse y otra muy diferente que se ponga a la venta. Pero sí: el bacon impreso en 3D ya ha llegado a los supermercados.

Y lo ha hecho paradójicamente de un sitio con una magnífica carne: Navarra.  En 2017, Patxi Larumbe y su socio Daniel Rico se propusieron resolver el problema de la proteína en el mundo. ¿Cómo? Con una tecnología que lograse bioimprimir alimentos en 3D, vamos, que de una impresora  pudiera salir un chuletón, una longaniza o una loncha de bacon totalmente idéntica en apariencia que las que podemos encontrar en la carnicería, que puedan cocinarse igual y lo más importante, que sepan igual.

De aquí nació Cocuus,  la empresa navarra que fabrican carne a partir de procesos de Plant based, Meat based y Cell based. Cuando empezaron, cuentan que la gente decía cosas como "a mí no me vas a obligar a comer plástico", pero llegó una llamada de Minnesota: era el gigante agroalimentario Cargill y querían meter dos millones en el proyecto.

Esto catapultó su plan y ahora estos dos navarros y su equipo han conseguido colocar en los establecimientos de Carrefour el primer bacon plant based y el primer foie gras de origen vegetal. ¿El precio? 3,49 euros la bandeja.

Pero, ¿qué estamos comiendo en realidad? Pues un bacon elaborado a base de proteína de guisante impreso en una máquina que puede producir la asombrosa cifra de 1.000 toneladas cada año. La misma cantidad que requeriría de 35.000 cerdos sacrificados en la industria ganadera tradicional. Y de hecho, en cinco minutos pueden hacer lo mismo que dos cerdos en toda s unida.

Su maquinaria permite imprimir cualquier pieza de carne o pescado con tres alternativas: cultivo celular, restos cárnicos de grandes fábricas o sustancias vegetales como guisantes o garbanzos. Normalmente, para la grasa utilizan sustancias animales o aceite de giraso y después se añaden aglutinantes para la solidez y sustancias para el sabor. Después, esas imágenes traducen la geometría de la carne y su distribución en parámetros con los que puede trabajar una impresora 3D. Y modificarlos a su gusto, claro. Primero, en vectores, después en un mapa de objetos en tres dimensiones. Esos datos se mandarán luego a una impresora 3D de tamaño industrial. Después de la carne, en su hoja de ruta hay productos como el atún, el salmón o la gamba.