Cerrar

alguien te está escuchando

Final de Copa

El Deportivo Alavés afronta el tercer reto más importante de su historia

JB

Alava tiene hoy en su agenda una ineludible cita. Miles de alaveses se desplazan a Madrid para respaldar al Deportivo Alavés en la final de copa ante el Barcelona.  

  • 3:16 min
imagen player
imagen player
imagen player

El Glorioso afronta hoy el tercer momento más importante de su casi centenaria biografía; primero fue el ascenso a la División de Honor en 1930, después la inolvidable final de Dortmund, hace 16 años, y ahora una final de Copa en el mismo año de su regreso a Primera Dvisión.

Dentro de poco más de diez horas,  Gasteiz y todo Araba,  se unirán a los más de  20.000 aficionados albiazules,  reunidos en el Vicente Calderon,  y junto a los se queden en puertas o estén en cualquier otra parte del mundo palpitarán al unísono, vibrando como en pocas ocasiones, en torno a un mismo  acontecimiento.

El fútbol se rebela nuevamente como un fenómeno sociológico con repercusiones que se superan los propios  escenarios de juego y los círculos de sus  más inmediatos seguidores. Este deporte de caballeros, jugado por villanos, tal y como se definió para diferenciarse del rugby, es un espejo de la sociedad con todas sus riquezas y contradicciones. Elemento de cohesión social que genera sentimientos de identidad y pertenencia y, al mismo tiempo, una industria del ocio y el entretenimiento con trastiendas no siempre transparentes, como lo demuestran a diario las noticias que le rodean.  Un negocio del espectáculo en manos privadas, que consume muchos recursos públicos, tanto tangibles como intangibles.

El Deportivo Alavés es un patrimonio de toda una sociedad. La afición albiazul tiene, además,  motivos para estar exultante, porque la historia le ha dado la espalda frecuentemente y hoy le ha llegado la hora para poder resarcirse.  Los incondicionales de Mendizorrotza se han endurecido en el sufrimiento. La negligente gestión de sus responsables en un  pasado no muy lejano les ha hecho conocer el desierto por el que deambulan los desheredados del fútbol. Hoy, después de muchos de espejismos y sedientas travesías, llega un oasis de satisfacción.

El entusiasmo por disputar una final al más alto nivel competitivo y  conquistar un título es mayor en las filas alavesistas que en las del adversario, porque el camino no ha sido fácil. Esa es la primera gran victoria del conjunto albiazul; el sufrimiento humilde, la  ambición intacta y la pasión a flor de piel.

Los más escépticos se alejan de estos espectáculos porque los consideran el pan y el circo de la alienación social.  El fútbol se parece a Dios, nos dijo Eduardo Galeano, en la devoción que le tienen sus creyentes y en desconfianza que le profesan muchos intelectuales. Pero el Deportivo Alavés de Mauricio Pellegrino ha logrado hacer del fútbol en Mendizorrotza, lo que Antonio Gramsci describió como el  Reino  de la lealtad humana ejercida al aire libre. Hoy toca disfrutar y saber vivir esa fiesta que coincide con la clausura del mítico Calderón y  que en Alava tiene el eco especial de los acontecimientos que se incorporan al calendario de su historia.