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Opinión

La columna de José Félix Azurmendi (09/09/2017)

Reflexiones sobre Catalunya en este inicio de curso.

Tx. ¿Qué reflejo tiene en Euskadi el protagonismo informativo de Catalunya?

JFA. Finalmente, todos hemos tenido que hablar y opinar sobre Catalunya, olvidando de paso que solo hace unas semanas ya la teníamos presente, pero por motivos bien distintos. No sé si algunos dirigentes políticos y mediáticos españoles pensaron en algún momento que los atentados y la manera como se gestionaron desde las instituciones podían haber animado una reconsideración, un aplazamiento al menos, de la fecha de la consulta fijada para el 1 de octubre. No está siendo así, desde luego.

Éramos muchos, a pesar de lo que nos decían algunos patriotas catalanes, los que teníamos serias dudas de que las fuerzas impulsoras del proceso fueran a llegar unidas hasta el final. Se ha demostrado posible en Catalunya un frente nacional entre un partido de derechas, otro de izquierda no marxista y un movimiento, más que un partido, absolutamente radical, seguramente porque sentían todos el aliento y la presión de la calle y de una buena parte de una sociedad a la que no podían defraudar. Suceda lo que suceda el 1 de octubre y después, esta es a mi juicio la enseñanza de más peso para los patriotas vascos. En situaciones de clara insatisfacción nacional y movilización popular –y seguramente hasta Marx lo defendió aunque no los marxistas- es posible la unión de fuerzas entre lo que tradicionalmente se ha conocido como derecha e izquierdas.

Tx. Sin embargo el Gobierno vasco sostiene que son realidades muy diferentes

JFA. Por supuesto. Lo que más les diferencia es que en Euskal Herria no existe la presión social organizada de Catalunya, ni su depredación económica, ni el peso de su masa crítica, ni el de su cultura, entre otras. Tenía razón el Gobierno vasco cuando decía que no veía a los vascos preocupados, ni siquiera ocupados, por lo que estaba pasando en aquel país. No es evidente que en adelante pueda seguir defendiendo lo mismo, especialmente cuando el Gobierno central materialice sus amenazas y ponga en marcha medidas y sanciones difícilmente compatibles con ese apoyo que demanda y espera del PNV. Tampoco le va a resultar cómodo que desde medios e instancias españolas desacreditas ante buena parte de la sociedad vasca se le exponga como el buen modelo a seguir, en contra y para denostar el seguido por las instituciones y la mayoría del pueblo catalán.

Las altisonantes apelaciones a la legalidad constitucional, a la democracia y al estado de derecho que estamos oyendo estos días desde desprestigiados portavoces de las instituciones y la mayor parte de los medios de comunicación, también los vascos, van a tener respuesta contundente pasado mañana con ocasión del 11 de septiembre y la Diada. Poner a desfilar por esa Barcelona víctima de atentados terribles y recientes a cientos de miles de ciudadanos sin miedo, en paz, orden y determinación, no va a pasar desapercibido a la opinión pública internacional, a la europea en especial. El asunto Catalunya ya está internacionalizado. El inédito modelo catalán a la autodeterminación ya está en marcha. Y no hay Tribunal Constitucional ni Guardia Civil que lo puedan detener.

Tx. Algo más que Catalunya que llevarnos a la boca en este inicio de curso

JFA. Antes sugería que los vascos de las dos comunidades peninsulares no tienen las urgencias económicas y los déficits de los catalanes, pero no debería entenderse ello como que todo es de color de rosa por aquí. No hay día en que no tengamos noticia de empresas importantes en crisis y cientos de trabajadores en la desesperanza, y no falta quien apunte a una crisis de modelo industrial tras algunas quiebras de empresas emblemáticas.

Le oía hace unos días al prudente consejero de Hacienda y Economía del Gobierno Vasco Pedro Azpiazu, hablando de transferencias en reclamación y respondiendo al dirigente del PP Alfonso Alonso, que caja única y unidad de caja no es lo mismo; le oía que la buena recaudación de las Diputaciones tiene explicación puntual y que no hay que echar las campanas al vuelo: le oía, además de que es bueno para trabajadores y empresarios que se vayan recuperando los salarios,  que en este país, y esto es textual, nunca sabes cuándo va a surgir una tormenta. Porque el tiempo para la entrevista se acababa o porque el periodista ya estaba pensando en lo que tenía que hacer a continuación, no hubo repregunta ni petición de aclaratoria.

No es intención mía aguar la fiesta a nadie en este comienzo de curso, pero mejor la prudencia de Azpiazu que las alegrías gratuitas o de encargo de otros.