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El frontón de Boise, en puertas de su centenario

Henar Chico *

Fue construido en 1914 por la familia Anduiza y sirvió como casa de huéspedes para los pastores vascos que empezaron a llegar a Idaho a principios del siglo XX.

  • Frontón de Boise. Foto: Henar Chico

    Frontón de Boise. Foto: Henar Chico

Dentro de dos años el edificio Anduiza de Boise celebrará su centenario. Un siglo quizá no signifique nada para la mayoría de los europeos (por ejemplo mi ciudad natal, Bilbao, tiene más de 700 años), pero es algo poco visto en el oeste americano. Ubicado en el Bloque Vasco del centro urbano de Boise, este edificio cuenta con un significado especial para la comunidad vasca de esta ciudad ya que en su interior se encuentra el único frontón de Boise. Este edificio fue construido en 1914 por la familia Anduiza y sirvió como casa de huéspedes para los pastores vascos que empezaron a llegar a Idaho a principios del siglo XX. El primer partido tuvo lugar un par de años después.

Una firma de ingeniería ocupó el edificio durante casi 50 años, pero nunca llegaron a usar el área donde se encuentra el frontón, por lo que nunca ha sufrido modificaciones desde que fue construido. Sin embargo, hace unos años fue renovado gracias al trabajo y las donaciones realizadas por miembros de la comunidad vasca de Boise. En 1993, el edificio fue comprado por dos vascos. Los propietarios alquilan la parte superior del edificio para oficinas y la cancha a la Asociación del Frontón de Boise, creada para mantener las modalidades de pelota y pala.

El mes pasado sin ir más lejos, jugadores de Joko Garbi de Uztaritze (Iparralde) se ofrecieron a jugar un partido de Joko Garbi ante la comunidad vasca de Boise. Fue la primera vez en sus cien años de existencia que un juego de esta modalidad se llevaba a cabo en el frontón.

Esta vieja cancha juega un papel muy importante en la vida de muchos vascos, incluida la mía. La Asociación del Frontón de Boise organiza ligas de pala tanto femeninas como masculinas que tienen lugar principalmente durante la primavera y el otoño. Unas 20 mujeres y otros tantos hombres participan en las ligas cada temporada. Los partidos se celebran los lunes, miércoles y jueves, desde las 5:30 hasta las 8:30 de la tarde. El resto del tiempo el frontón está disponible para jugar partidos con amigos o practicar, y el grupo musical vasco local Amuma Says No lo utiliza para ensayar.

Punto de encuentro y referente de la comunidad vasca

A nivel personal, esta será mi quinta temporada jugando a pala. En los últimos cinco años he hecho más viajes al frontón de los que puedo recordar y hoy es el día en que no me tengo que arrepentir siquiera de uno. La liga de pala femenina no sólo me ha permitido hacer ejercicio fuera del gimnasio, sino que ha sido un modo estupendo de conocer a otras chicas vascas. Sin embargo, lo más importante es que el frontón ha resultado ser el lugar perfecto para pasar tiempo con mi hijo de ocho años, a quien le encanta jugar a pala. Ver la satisfacción reflejada en su carita cuando hace un buen saque o me gana el tanto es la única razón que necesito para seguir apoyando el juego y el frontón.

No soy la única persona que siente algo especial por este lugar. Este viejo edificio tiene un rinconcito en el corazón de Mark Bieter, un vasco-americano de tercera generación, originario de Boise pero que reside en Washington DC desde hace varios años. En 2000, Mark junto con su hermano John, narraron la historia de la presencia vasca en Idaho desde 1890 hasta el presente, que comienza con unos pocos pastores solitarios y sigue su evolución hasta convertirse en la importante comunidad étnica de hoy.

Mark estuvo de visita en Boise durante Jaialdi 2010 y quedó totalmente impresionado con los partidos de pelota y pala que presenció. Le sorprendió el nivel de los jugadores y se emocionó al ver cuánta gente fue a ver los partidos. Ese día, Mark conversó con un jugador de San Francisco, quien comparó el frontón de Boise con Wrigley Field, la cancha de beisbol de Chicago, que no se parece en nada a las canchas más modernas de hoy en día. Es interesante que ambas estructuras históricas daten del mismo año. Esto hizo que Mark recordara su juventud, cuando aún vivía en Boise y jugaba a pala con sus amigos, de la misma manera que lo hicieron los primeros emigrantes vascos hace 100 años.

Mark quiere destacar la importancia de preservar el frontón y su historia para que puedan disfrutarlo también futuras generaciones. Por ello, ha decidido encargarse personalmente de compartir con el público este importante acontecimiento publicando un interesante artículo sobre el frontón en su blog.

Henar Chico

Traductora residente en Boise (Idaho. EEUU) desde hace 15 años
Miembro activo de la comunidad vasca en Boise
Autora del blog “A Basque in Boise”