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20 aniversario de la matanza

El genocidio de Srebrenica: una herida que nunca se cerró

Serbios y musulmanes siguen divididos 20 años después de la masacre. En las últimas semanas, varias polémicas han vuelto a reabrir la herida.

El Monumento del Genocidio de Srebrenica
El Monumento del Genocidio de Srebrenica
El Monumento del Genocidio de Srebrenica

EFE

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Veinte años después de la matanza de 8.000 bosnios musulmanes a manos de tropas serbobosnias en la ciudad de Srebrenica, estos dos pueblos, que comparten país en Bosnia, siguen divididos por una herida que nunca se cerró y que en las últimas semanas ha vuelto a provocar polémica.

La nueva brecha se ha abierto por una propuesta británica para que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe hoy una resolución oficial de condena del aquel genocidio, cuatro días antes del 20 aniversario de la masacre.

"La sociedad está totalmente dividida", ha reconocido recientemente el serbobosnio Mladen Ivanic, miembro de la Presidencia bosnia, una jefatura colegiada de la que forman parte también un bosnio musulmán y un serbocroata.

Mientras los serbobosnios creen que esta propuesta solo sirve para ahondar en la herida, los bosnio musulmanes insisten en que reconocer lo que ocurrió es la única forma de garantizar la convivencia.

Milorad Dodik, presidente del ente serbobosnio, (que junto al musulmano-croata conforma Bosnia-Herzegovina) cree que la resolución británica es un intento de demonizar al pueblo serbio e "imponerle un sentimiento colectivo de responsabilidad".

Dodik se niega a calificar el crimen de Srebrenica como genocidio, pese a que ha sido así reconocido por la Corte Internacional de Justicia, y asegura que "se ha manipulado el número de víctimas".

Desde el otro lado del debate, Bakir Izetbegovic, miembro musulmán de la terna presidencial, replica que "solo la verdad sobre el crimen de Srebrenica y su aceptación por todas las partes puede estabilizar la situación".

Esta polémica ha ahondado la división en un país que sigue fragmentado entre bosnio musulmanes, croatas y serbios y donde el elemento étnico es usado por los políticos como arma arrojadiza y como excusa de su propia incapacidad de sacar al país de la perenne crisis económica y social.

A este fuego se ha añadido aceite con la detención el mes pasado en Suiza, a petición de Serbia, de Naser Oric, el comandante que dirigió las fuerzas musulmanas en Srebrenica durante la guerra. Para los serbios es un criminal de guerra y para muchos musulmanes es un héroe y un símbolo de la resistencia de Srebrenica.

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