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Derechos humanos

Amnistía Internacional alerta del colapso del derecho internacional y la instrumentalización de la IA

La escalada bélica sucede mientras el orden global basado en normas "corre peligro de desmoronarse", como demuestra la inacción de los aliados de Israel mientras los indicios de crímenes de guerra "continúan acumulándose" en Gaza. La ONG alerta de otros conflictos como Ucrania, Myanmar y Sudán.

Cadáveres apilados en Gaza. Imagen: Amnistía Internacional
Cadáveres apilados en Gaza.
Beltrán: ''La escalada bélica sucede mientras el orden global basado en normas corre peligro de desmoronarse''

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Mikel Domínguez | EITB Media

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Euskaraz irakurri: AIk nazioarteko zuzenbidearen gainbeheraz eta adimen artifizialaren instrumentalizazioaz ohartarazi du

Amnistía Internacional ha alertado de las "consecuencias terribles" que ya están teniendo la escalada de los conflictos bélicos en todo el mundo y el colapso del derecho internacional, a los que se sumarán los "rápidos" avances en la inteligencia artificial, cuyos efectos pueden ser negativos. En su informe anual La situación de los derechos humanos en el mundo, la ONG ha hecho una lectura nada esperanzadora de la situación geopolítica actual.

El "sombrío panorama" dibujado por AI se explica por una infracción frecuente de las normas que los estados se han dado a sí mismos, en un contexto de desigualdad creciente donde las "superpotencias compiten por la supremacía" mientras se agrava la crisis climática.

En lo que respecta a los conflictos bélicos, Amnistía Internacional se ha fijado especialmente en la situación en Gaza, donde las acciones de Israel "son señales de alerta de genocidio" ante la falta de acción de sus aliados, que solo agrava "el flagrante desprecio de Israel por el derecho internacional", según señala Agnès Callamard, la secretaria general de la ONG.

Callamard subraya que el orden global basado en normas "corre peligro de desmoronarse", precisamente por la acción o inacción de quienes "fueron precisamente los artífices del ordenamiento jurídico" internacional creado después de la Segunda Guerra Mundial.

AI se lamenta por que el conflicto no da signos de remitir, sino que "los indicios de crímenes de guerra continúan acumulándose mientras el Gobierno israelí se burla del derecho internacional en Gaza", a lo que se le suma el "uso descarado" del derecho de veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU y el doble rasero de los países europeos, que expresan "fundadas protestas contra crímenes de guerra de Rusia y Hamás, a la vez que apoyan las acciones de las autoridades israelíes y estadounidenses" en Palestina.

En el informe, AI también se fija en la "flagrante infracción de las normas establecidas cometidas por las fuerzas rusas" desde su invasión a gran escala de Ucrania. Rusia persiste en los "ataques indiscriminados contra zonas civiles densamente pobladas" e infraestructuras energéticas y de exportación de cereales.

En el informe, destacan negativamente las acciones contra civiles en Myanmar, por parte de las fuerzas armadas y milicias asociadas, que han dejado más de 1000 asesinatos solo en 2023, y la guerra civil en Sudán, donde las dos partes enfrentadas muestran "poco interés por el derecho internacional humanitario". Este conflicto olvidad ha provocado la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con más de 8 millones de personas obligadas a huir.

La tecnología como una herramienta para el odio y la discriminación

En la extensa lista de infracciones de los derechos humanos, la ONG destaca la instrumentalización de la tecnología, tanto nueva como ya existente, para generar "odio, división y discriminación".  Pone de ejemplo el reconocimiento facial para controlar protestas públicas en países como Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, Brasil o India, y, una vez más, apunta a Israel en su maestría de la utilización de esta tecnología en la Cisjordania ocupada, donde se sirve del reconocimiento facial para ayudar a mantener el sistema de apartheid.

La tecnología no solo se utiliza para reprimir protestas, sino también, abusivamente, para frenar la migración y controlar las fronteras. Esto "perpetúa y refuerza la discriminación, el racismo y la vigilancia desproporcionada e ilegal contra las personas racializadas".

Mientras tanto, continúa el uso de programas espía como Pegasus, especialmente contra periodistas y activistas de la sociedad civil. AI alerta de los riesgos de que no se regule su utilización, ni la inteligencia artificial generativa. A pesar de la ley de servicios digitales de la UE, la regulación "se ha quedado en gran medida estancada".

"Hemos visto cómo el odio, la discriminación y la desinformación son amplificados y propagados por algoritmos de las redes sociales optimizados para maximizar la 'participación' por encima de todo lo demás", explica Callamard.

En la otra cara de la moneda, Amnistía Internacional menciona una movilización global "sin precedentes", como, por ejemplo, las protestas en todo el planeta para pedir el fin del genocidio en Gaza. A pesar de que no han dado sus frutos, la ONG sí menciona otros logros de la sociedad civil: la Ley de Prevención de Delitos de Agresión Sexual en Taiwán; las medidas de la COP28, y la libertad de Matiullah Wesa, activista afgano por la educación, tras meses de campaña a su favor.

La ONG incide en el desmoronamiento de un sistema supuestamente basado en el derecho internacional. "Dada la sombría situación global, se necesitan medidas urgentes para revitalizar y renovar las instituciones internacionales concebidas para salvaguardar a la humanidad. Deben tomarse medidas para reformar el Consejo de Seguridad de la ONU de manera que los miembros permanentes no puedan ejercer su poder de voto sin control alguno para impedir la protección de civiles y reforzar sus alianzas geopolíticas", exige Callamard.

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