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Rectificación

El Ministerio de Justicia aparca su reforma del Registro Civil

La decisión ha sido bien acogida por los principales sindicatos del ámbito de Justicia que han celebrado que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, haya atendido sus recomendaciones.

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, en el Congreso de los Diputados. Foto: EFE
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, en el Congreso de los Diputados. Foto: EFE
El Gobierno español paraliza la reforma prevista para julio

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Agencias | Redacción

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El Ministerio de Justicia ha aparcado la reforma del Registro Civil que entregaba su gestión a los registradores, para abrir un período de negociación con sindicatos, operadores jurídicos y partidos políticos en busca de un consenso ya que la propuesta actual era rechazada por la mayoría del sector.

Una decisión que ha sido bien acogida por los principales sindicatos del ámbito de Justicia que han celebrado que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, haya atendido sus recomendaciones, lo que supone una nueva rectificación -tras la derogación de parte de la Ley de Tasas Judiciales- de otro de los proyectos estrellas impulsados por su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón.

Precisamente ha sido el titular de Justicia quien ha anunciado esta tarde la paralización de la cesión del Registro Civil al cuerpo de registradores y el inicio de un diálogo con las partes implicadas sobre el modelo de reforma de este servicio público.

Se abre ahora un período de negociación que arrancará el próximo martes con un encuentro con los principales sindicatos del sector con el fin, según Catalá, de encontrar una propuesta compartida por autonomías, partidos y otros agentes, lo que no significa que vayan a estar dialogando "sine die".

De hecho, fuentes ministeriales han precisado que la propuesta de Justicia no está descartada por completo y que habrá que estudiar todas las alternativas que se plantearán en los próximos días antes de tomar una decisión, una lectura prudente que comparten los sindicatos, que han valorado el anuncio de Catalá como "un triunfo de la presión social" pero no "definitivo".

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