Sociedad -

Entrevistas 25N

'Hay que revisar el mito del amor romántico'

La psicóloga Pepa Bojo cree que es ahí donde hay que incidir para que los jóvenes no repitan “comportamientos que responden a creencias sobre el amor que son desfasadas, de siglos atrás”.

La psicóloga Pepa Bojo.
La psicóloga Pepa Bojo.
La psicóloga Pepa Bojo.

Manu Giménez | eitb.eus

Whatsapp Facebook Twitter Telegram Email

La psicóloga Pepa Bojo es especialista en casos de violencia contra las mujeres, ya que trabaja en diferentes grupos de mujeres que han sido víctimas y ofrece, gracias a un convenio con la Diputación de Gipuzkoa, atención individualizada a mujeres maltratadas.

¿Cuál es la situación psicológica o síntomas más comunes de una mujer que sufre o ha sufrido violencia por parte de su pareja?

Las consecuencias psicológicas son muy potentes. Entre los principales síntomas, sufren niveles de ansiedad muy elevados, crisis de pánico, mucho miedo, gran pérdida de capacidades, bloqueo, indefensión, depresión... Los principales son los síntomas de lo que llamamos shock de estrés postraumático. Luego, lo psicológico puede derivar en consecuencias físicas.

¿Cómo afecta esa situación psicológica en el día a día de la mujer?

La pérdida de autoestima y la creencia de que sus recursos no le sirven provocan que al final del proceso de maltrato, terminen siendo mujeres sumisas. Cuando una mujer ve que lo que hace no sirve para controlar la situación y pierde autoestima, aprenden a callar y a aguantar, pensando que así las cosas irán a mejor. Actúan desde la pasividad, y ese bloqueo les hace difícil ver soluciones, y les produce una gran dificultad para tomar decisiones.

El maltrato puede ser psicológico, psicológico y físico… ¿Existe alguna diferencia en sus consecuencias?

Las consecuencias son similares: miedo, culpabilidad, depresión, ansiedad… Sí ocurre que cuando se trata de una agresión sexual, empieza a aparecer sintomatología de índole sexual, como el temor a tener relaciones o sentirse mal con su propio cuerpo. Además, si ha habido agresiones fuertes, el pánico se dispara, incluso hay miedo a salir a la calle.

A veces, extraña hasta qué punto llega la violencia antes de que haya una denuncia. ¿Por qué llegan algunas situaciones tan al límite?

La violencia es sutil y progresiva, las señales pasan inadvertidas. Son comportamientos que no identificamos: control, celos… Al principio pasa desapercibido. Además, hay conductas que se confunden con el amor. Por eso, hay que revisar todo lo que hemos aprendido sobre el amor. La mujer al principio no le da importancia, cree que puede ser pasajero. Existe el sentimiento de ‘he fallado yo’. El patriarcado responsabiliza a la mujer del funcionamiento de la familia y la pareja, con lo que la mujer empieza a sentirse responsable de la situación. Cree que tiene una causa o explicación que se puede solucionar.

Hay que tener en cuenta que las separaciones afectivas son difíciles, preferimos pensar que el problema tiene solución, que las causas son pasajeras y que son externas. Además, son procesos cíclicos, porque la violencia no es todo el tiempo de la misma intensidad. Los ciclos son lo peor, porque generan confusión, porque hay periodos en los que el agresor pide disculpas, y eso alarga la situación, porque nos aferramos a nuestros proyectos afectivos.

Cuando se da el paso de denunciarlo, ¿sienten algún tipo de liberación?

Normalmente lo suelen hacer cuando ha habido una escalada, una agresión física por primera vez, o están viendo que los niños están siendo sometidos. Aparte de que no es nada fácil dar el paso, lo dan con mucho miedo. En absoluto es una liberación. Les produce miedo lo que va a pasar. Es un periodo muy difícil en el que hace falta que las víctimas esté arropadas.

Entonces, ¿cómo se puede ayudar a las víctimas?

El sistema público cuenta con bastantes ayudas, aunque falten. Aparte de poner la denuncia, tienen que ir a servicios sociales para que les expliquen todo (todo el proceso, los derechos de cada uno…). En Gipuzkoa, por ejemplo, hay un convenio con el colegio de psicólogos que ofrece atención individualizada a víctimas e incluso hijos.

Y, ¿cuál es el papel de un familiar o amigo?

Es complejo. A la víctima le cuesta admitir que es maltratada, y el que le ayuda lo que tiene que hacer es escuchar. Porque decirle que es maltratada puede resultar demasiado duro, y puede romper la relación. Lo más importante es que sea escuchada sin que sea juzgada, y poco a poco intentar indicarle a dónde acudir para mejorar la situación.

¿Existe algún estereotipo de agresor/víctima que permita detectar los casos más rápidamente?

Los estereotipos no existen en estos casos. Hay cualidades en común, porque los agresores tienen valores y creencias machistas, y necesitan una relación de poder con su pareja. Pero los agresores pueden ser de diferentes estratos sociales, económicos o académicos, como en las víctimas, por lo que no se puede estereotipar.

En las víctimas, hay mujeres que parecen muy seguras de sí mismas, autónomas y con mucho carácter, pero que luego, en la relación afectiva no es lo mismo, porque no es lo mismo lo público y lo privado.

Para cortar el problema de raíz, se incide mucho en la necesidad de la educación de los jóvenes.

Un estudio que acabo de leer asegura que han crecido un 5% los casos de violencia sexista entre los jóvenes. Las nuevas tecnologías han traído nuevos tipos de violencia, que pueden ser el ciberacoso o el control. Uno de los principales signos por los que se detecta la violencia es la necesidad de controlar.

En ese sentido, hay que revisar el mito del amor romántico; en la educación, en grupos de mujeres, etc. Se está trabajando para revisar las creencias sobre el amor. Los jóvenes que se enamoran tienen comportamientos que responden a creencias sobre el amor que son desfasadas, de siglos atrás, que recaen en la desigualdad. Es el caso de los celos, que se confunden con el amor. Por eso digo que se trata de un romanticismo caduco y patriarcal, insano.

Por todo ello, creo que es muy importante trabajar en los planes de prevención, tal y como defendemos en el manifiesto.

Si te interesó esto, quizá te interesen estos otros temas
Violencia machista hoy