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¿Cómo son los planetas del Sistema Solar?
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El profesor de Ciencias Planetarias de la UPV, Ricardo Hueso, nos ha ayudado a comprender cómo nacieron los planetas, hace cuánto, de dónde provienen sus nombres, qué características tienen...
Dedicamos nuestro espacio de astronomía a los planetas del Sistema Solar. Siete diferentes mundos que han sido objeto de investigaciones, historias, leyendas y hasta grandes obras de la música clásica.
Mientras el mundo libraba la primera de sus dos grandes guerras, el compositor inglés Gustav Holst componía una de sus obras más conocidas: Los planetas.
Una suite de siete movimientos, cada uno de ellos bautizados con el nombre de uno de los planetas de nuestro Sistema Solar. El compositor se inspiró en las siete influencias del destino y componentes de nuestro espíritu y en el significado astrológico de los siete planetas. El compositor aclaró que no se trataba de música de programa, que si alguien buscaba en su obra eso: bastaba con leer los subtítulos de cada sección.
Desde Mercurio a Saturno los planetas han mostrado un papel diferente en el cielo nocturno para todas las culturas antiguas. Su movimiento propio entre el fondo de estrellas solo fue correctamente explicado a partir del renacimiento con los trabajos de Nicolás Copérnico y posteriormente con las abrumadoras pruebas encontradas por Galileo al observarlos con telescopio descubriendo las fases de Venus y los satélites de Júpiter. Los trabajos de Newton sobre el movimiento de los planetas culminaron en el descubrimiento de la gravedad y las leyes básicas de la física que llevan su nombre.
Sus nombres no son casuales, responden a las características de estos cuerpos conocidas por los griegos y romanos. Culturalmente los planetas tenían un papel desde el rápido Mercurio, el mensajero de los dioses, al majestuoso Júpiter (el planeta más brillante visible durante la mayor parte de la noche), el lento Saturno (observar un movimiento completo sobre el cielo nocturno requiere 30 años), el rojizo Marte (y por tanto dios de la guerra) o Venus el planeta de los atardeceres y amaneceres visible unas pocas horas siempre brillante y muchas veces con mayor brillo que Júpiter. La semana tiene 7 días que reciben el nombre de los cuerpos principales del firmamento: Domingo, Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes y Sabado. Proceden de: Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Sábado y fueron transformados posteriormente al final del imperio romano con la llegada del cristianismo.
Estos fueron los primeros planetas que se descubrieron, pero con la invención del telescopio un músico alemán afincado en Gran Bretaña descubrió el planeta Urano pasando a ser el astrónomo aficionado más famoso de todos los tiempos, William Herschell, quien se convertiría en el astrónomo real de Jorge III. Un siglo más tarde fue descubierto Neptuno gracias a las predicciones matemáticas del astrónomo francés Urban Le Verrier. Un siglo más tarde se descubrió Plutón, un cuerpo demasiado pequeño para ser considerado en la actualidad un planeta. No se espera que existan más planetas en el sistema solar pero sí infinidad de cuerpos pequeños como Plutón en
órbitas semejantes a la suya, se conocen miles de estos cuerpos desde
mediados de los años 90 del siglo XX.
Los planetas son lugares, no simples puntos de luz, cada uno de ellos
muy distintos de los demás. Mercurio, Venus, Marte y la Tierra son muy distintos entre sí pero parecidos ya que todos son planetas rocosos con una superficie definida y una historia geológica. Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno son extremadamente distintos, planetas gaseosos gigantescos hechos de gases hidrógeno y helio como el propio Sol.
Marte, Venus y la Tierra son tres planetas que en el pasado compartieron características comunes y que han evolucionado de manera muy diferente. Venus hacia un mundo con una atmósfera masiva y un efecto invernadero brutal que calienta su superficie hasta los 460ºC, Marte hacia un planeta helado que ha perdido la mayor parte de su atmósfera y que en el pasado albergó grandes cantidades de agua líquida y quizás de vida. La Tierra se ha mostrado más estable permitiendo el origen y la evolución de la vida desde hace al menos 3700 millones de años.