¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?

90-60-90. Esas son las medidas de lo que se supone que, hoy en día, es un cuerpo perfecto de mujer. Estas medidas han variado a lo largo de las épocas. Ya se sabe que los cánones de belleza son los culpables de que existan este tipo de requisitos para considerar si una persona está de buen ver o no.

Desde luego las musas de Rubens no encajaban en los estereotipos actuales, pero esas musas han pasado a la historia por su cuerpo, al igual que lo ha hecho, por ejemplo, la actriz Rachel Welch.

Sin embargo, hay otras personas que destacan por su mente. Por ser, lo que coloquialmente denominamos inteligentes. Albert Einstein por ejemplo. Uno de los científicos más brillantes del siglo XX, el padre de la teoría de la relatividad.

Cuerpo y mente. Los dos elementos primordiales que forman lo que entendemos por ser humano. Descartes dijo aquello de: “Pienso, luego existo”, pero también existimos porque tenemos un cuerpo. Decimos tenemos, pero a lo mejor deberíamos haber dicho “somos” un cuerpo. E ahí la cuestión que planteó Aristóteles: ¿Tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?.