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Crónica de Araba

Los ecos del silencio

JB

Los ecos de tres silencios resuenan en la actualidad de las últimas jornadas en Araba: profundos silencios de naturaleza distinta que expresan resignación e indignación.

  • Los aficinados albiazules entraron cinco minutos más tarde al campo en protesta por los horarios.

    La afición alavesista protestó con un silencio de cinco minutos por la injustcia de los horarios

    3:28 min
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La muerte de Irene, la joven atropellada en Zabalgana, ha provocado una indudable conmoción no solo, como es lógico, en la comunidad escolar y entre los vecinos del barrio, sino que se ha extendido al conjunto de la opinión pública de Vitoria- Gasteiz. La noticia del fatal desenlace, tras luchar infructuosamente en coma durante varias jornadas, intentando recuperar las constantes vitales arrebatadas por el infortunio de un trágico accidente, fue recibida inicialmente con el silencio del duelo y solidaridad. La resignación, sin embargo, no evitó las muestras de una cierta indignación reclamando más seguridad en un barrio con algunas calles y calzadas que, denuncian sus vecinos, parecen autopistas o autovías. Reducir la velocidad, instalar badenes, radares y semáforos puede ser tan necesario como insuficiente si no va todo ello acompañado de una mejora en la educación vial. Vitoria registró el pasado año 176 atropellos con 126 heridos y una víctima mortal. Un atropello cada dos días. La casuística es diversa pero las cifras apelan tanto a los responsables de la seguridad vial como a la educación cívica de conductores y peatones.

Los ecos del otro silencio que reverberan en la actualidad no vienen impregnados de una fatalidad letal, pero sí de una insultante arbitrariedad. Los aficionados albiazules dejaron vacías las gradas de Mendizorrotza el pasado lunes durante los cinco primeros minutos del partido entre el Deportivo Alavés y el Rayo, para protestar por la injusticia de los horarios.

Las imágenes de un Estadio desnudo, el del Paseo de Cervantes, demostraron que el planeta fútbol es un desierto sin la pasión de sus seguidores. Los toques de balón, las voces de jugadores y hasta el sonido de sus resuellos se oyeron en la frialdad de un cemento sin el entusiasmo de los incondicionales. Un silencio abrumador con un eco dirigido a los mercaderes de un deporte que venden y compran derechos, sin tener en cuenta, cuando no profanando, las ilusiones de quienes lo sostienen. Que los socios y-o- abonados de un club no conozcan con detalle las fechas y horarios de los partidos que pagan por adelantado y que padezcan una dispersión horaria que va desde la tarde noche del viernes hasta última hora del lunes, pasando por las matinales de sábados y domingos, no parece ser el trato que merezcan los aficionados, especialmente entre los más jóvenes.

Precisamente, el otro deporte, el escolar, ha suspendido sus actividades este fin de semana ante los pronósticos meteorológicos. Y es que con un discreto silencio y la respiración entrecortada los habitantes de la rivera del Zadorra confían que el desembalse de Ullibarri no provoca desbordamientos y que los pantanos puedan almacenar el agua y la nieve anunciada. Habrá que extremar las medidas de precaución lo largo de las próximas horas.