déjate llevar
MICRO RELATOS
"Diagnóstico miope", de Torbellino Teruelo
AG
Vuelve a escuchar, y leer, esta historia que nos habla sobre esa miopía que nos impide ver más allá de nuestras narices
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Torbellino Teruelo
3:46 min
He aclarado los platos entre lágrimas.
Hace ocho meses que disimulo. Les parece que estoy porque ven mi cuerpo. Pongo una lavadora. Luego me hago un café. No puedo permanecer haciendo una sola cosa más de diez minutos. Sólo comiendo consigo estar apaciguada un poco más de tiempo.
He intentado ir al médico. Por teléfono me dicen que no es grave, que en su momento me llamarán para ir al especialista, pero que no vaya al ambulatorio. No me dejan ir y ese es mi problema, que estoy dejando de estar presente. Ahora soy un futurible a la deriva, y para cuando me quieran ver temo haber desaparecido por completo. No encuentro las palabras para describir esta situación porque aún no me la he imaginado del todo.
Siempre me sentí un poco invisible. Cuando en clase lograba levantar la mano, le decían a Azucena, ella era mona, pelo liso, elegante, perfecta... Soy la pequeña de cinco hermanos y me sentía la mascota vieja de la familia; mimos mendigados de vez en cuando.
Cuando todo parece que se rompe, te doblas. No llega el príncipe azul, ni tu madre con un táper, ni hay whatapps de las amigas, ni bares abiertos. Nadie.
No saben, quizá los tienes engañados.
«Mentira», me atrevo a decirme, y reviento de risa por dentro.
«Tú eres la mentirosa», me replico. «Mientes a todas, engañas y a tí la primera».
¿Será esto tomar conciencia, o es una revelación? Tal vez sea una iluminada y por eso me salgo del cuerpo, como si no necesitase la materia. Divago mientras consigo un poco más de tiempo presente comiendo el tercer trozo del bizcocho que aprendí a hacer en el confinamiento.
Desde hace dos días no logro ver mi reflejo en el espejo o en el agua. Trato de no alarmarme. Sigo comiendo ajo, detesto el vino tinto y me mareo al ver la sangre.
Decido salir e ir directa al médico. Tres horas esperando un hueco en su consulta. Josu me atiende amablemente al acabar las citas.
-Dime, ¿qué te inquieta Luz?
-Me estoy volviendo invisible.
-Pues yo te veo perfectamente -me sonríe paternalista.
-Es porque soy asintomática, pero noto que estoy desapareciendo.