Aconcagua
Episodio VII
Los elegidos inician la batalla final
Al final natxo se salió con la suya y se hizo un hueco entre los elegidos para acompañar a Juanito y Julian hacia la cumbre.
No está del todo claro si Julian, por muy cabezota que sea, podrá atacar el tramo final del Aconcagua puesto que la altura le está afectando demasido.
A Nagore la montaña le habló alto y claro, Nido de Cóndores era más que suficiente para ella y no le quedó otra que aceptar su condición. Lo que no está tan claro es si Natxo se encuentra mejor que Lourdes, aunque ésta ya había tirado la toalla antes de abandonar Plaza de Mulas, una decisión que sin duda no olvidara jamas.
Natxo, siguiendo con su táctica, se cargó con la mochila de Nagore y quiso demostrar que estaba pletórico, pero a más de 5.000 metros es difícil engañar a nadie. Sea como fuere, Natxo tenía lo que buscaba desde el principio, y ahora tan solo la montaña podría ponerlo en su lugar. Pero con la tension acumulada, la etapa de clasificación no podía terminar apaciblemente y Nido de Cóndores fue testigo de una nueva discusión, muy subida de tono entre Julian, Natxo y algún expedicionario más.
No sabemos si por la altura o por su ímpetu por hacer justicia, o seguramente por ambos esfuerzos, Julian empezó a derrumbarse y los vómitos dejaron paso, al dolor de cabeza y la extraña sensación de que el cuerpo no responde a las órdenes del cerebro: Julian estaba sufriendo el tan temido mal de altura. Muy debilitado por la medicación y varios días sin comer, Carina, la doctora de la expedición tenía serias dudas sobre el proceso de Julian y, tras meditarlo durante la noche, decidió darle una oportunidad.
Mientras Juanito, Iker, Azucena y Natxo partían hacia Cólera, el último campamento antes de atacar la cumbre. Lourdes y Nagore descendían hasta Plaza de Mulas y Julian descansaba un par de horas más para recuperar fuerzas y partir e intentar llegar al último campamento, acariciando los 6.000 metros. Ahí es nada.
Y haciendo gala de un amor propio admirable, Julian se plantó en Cólera, junto a sus compañeros. Ahora solo quedaba esperar, el día D y la hora H estaban marcados. Descansar, hidratar y a soñar !la cumbre del Aconcagua les esperaba!