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Audiencia Nacional

El comisario que investigó el soplo contradice la versión de Pamiés

Carlos Germán ha asegurado que la filtración impidió recuperar 108.000 euros procedentes de la extorsión y frustró la operación policial contra el aparato de extorsión de ETA.

Enrique Pamiés y José María Ballesteros, en el comienzo del juicio por el 'caso Faisán'. EFE
Enrique Pamiés y José María Ballesteros
Caso Faisán: Siete años de enfrentamientos entre PP y PSOE

1:07

Redacción

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El jefe del equipo policial que investigó el chivatazo a ETA en el bar 'Faisán', Carlos Germán, ha asegurado que la filtración impidió recuperar 108.000 euros procedentes de la extorsión y frustró la operación policial contra el aparato de extorsión de ETA hasta el punto de que a los detenidos no les incautaron "absolutamente nada".

"Es la primera vez que me pasa, no encontramos ni una sola pegatina de ETA ni del Movimiento de Liberacional Nacional Vasco (MLNV), sólo una botella de vino con una pegatina del general Franco para más inri", ha declarado.

Germán ha afirmado que tiene la "convicción" de que la filtración fue por motivos políticos y por orden del entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, imputado hasta hace unos meses en la causa.

"No cabe en cabeza ajena que el origen de la filtración esté en la cabeza de un policía, eso es impensable. Eso ha sido porque se ha recibido una orden política. ¿De quién? Del director general de la Policía concretamente; esa es nuestra convicción y esas son nuestras conclusiones, no ha sido por iniciativa propia del jefe superior", ha asegurado durante su declaración de cuatro horas en el primer día del juicio del caso Faisán.

Pamiés: "No admitiría una orden política"

Por su parte, el exjefe superior de Policía en el País Vasco, Enrique Pamiés, ha  asegurado que no hubiera "admitido" una orden política para parar la operación policial contra ETA en 2006.

"¿Recibió usted una orden política de interrumpir la Operación Urogallo?", le ha preguntado el fiscal Carlos Bautista en el juicio que ha comenzado hoy en la Audiencia Nacional, a lo que ha respondido: "Para nada, tampoco lo hubiera admitido".

Además, Pamiés ha asegurado en su "vida" ha hablado por teléfono con el dueño del  bar Faisán de Irún, Joseba Elosua.

El mando policial acusado, que se enfrenta a hasta nueve años de cárcel por estos hechos, ha afirmado que la presencia del inspector José María Ballesteros en la zona del Faisán se debió a que le  pidió que visitara los tres puestos fronterizos porque tenía que  reunirse en el Francia con un confidente de ETA conocido con el  sobrenombre de Romano y temía a una acción de la policía gala.

"Quien me preocupa es la Policía francesa. Tenía que hacer el traslado porque él tenía acceso a material de la organización. Si nos  pillan con eso, es muy difícil explicárselo (a los franceses).  Hacemos un pan con unas tortas", ha dicho.

Ballesteros respalda a Pamiés

El inspector José María Ballesteros, por su parte, ha respaldado la versión de Enrique Pamiés al negar haber facilitado al dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, el teléfono desde el que una tercera persona dio el 4 de mayo de 2006 el supuesto 'chivatazo' sobre la inminente operación contra ETA.

Ballesteros, que se enfrenta a una pena de hasta nueve años de cárcel por colaboración con organización armada y revelación de secretos, ha reconocido en el juicio celebrado en la Audiencia  Nacional que aquel día se trasladó a Irún por encargo de Pamiés para informarle sobre la presencia policial española y francesa que divisaba en la zona y que entró al bar Faisán porque le permitía "dominar" dos partes diferentes de la frontera.

Sin embargo, el inspector ha negado haber consumido un café en el establecimiento. "A esa hora ya había tomado café. La gente que me conoce sabe que no soy cafetero", ha aseverado, para añadir que "nunca" habla por teléfono dentro de los bares como "medida de seguridad" dentro de los grupos de Información, dedicados a la lucha antiterrorista.

Declaración del confidente de ETA

El confidente de ETA conocido como Romano, con el que los mandos policiales acusados del chivatazo justifican la presencia de uno de ellos en la zona, ha asegurado que estaba en Italia y cruzó Francia desde los Alpes para mantener una cita con el exjefe Superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies, al que conocía con el alias de Carlos.

Romano, que ha declarado en la Audiencia Nacional como testigo protegido, ha señalado que en los días anteriores al 4 de mayo de 2006, fecha en la que se produjo el supuesto soplo, se encontraba en "el arco alpino, a caballo entre Francia e Italia", y se tuvo que desplazar hasta las proximidades de la estación de Baiona para mantener el encuentro.

"¿No era más seguro reunirse en otro punto?", le ha preguntado el fiscal Carlos Bautista después de recordarle que en aquella época contaba con un teléfono de la compañía Italia Móvil. "El mundo de lo clandestino no es seguro nunca, he corrido peligro todo el tiempo que he estado colaborando", ha contestado el confidente.

Romano ha detallado que Pamiés "velaba por mi seguridad y la continuidad de obtención de datos".

 

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