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La enfermedad del escaparate
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Escuchamos la información y consejos del cirujano vascular Alejandro Moro sobre esta dolencia, la claudicación intermitente. De la que conocemos sus síntomas y riesgos.
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Foto: EITB
¿Cuándo caminas o realizas algún ejercicio sientes dolor, calambre, entumecimiento o sensación de cansancio muscular?. ¿Necesitas detener la marcha cada cierto tiempo?. Quizá sufras claudicación intermitente, un trastorno conocido también como “la enfermedad del escaparate”, porque quien lo sufre aprovecha las paradas para mirar los escaparates de las tiendas.
Desde hace unos días, esta enfermedad se ha convertido en lo que los twiteros llamarían un “trend topic”; uno de los temas sanitarios más comentados.
El doctor Alejandro Moro, cirujano vascular del Hospital USP Santa Teresa aún está perplejo por la repercusión que este trastorno ha tenido en los medios de comunicación, sobre todo, porque asegura que para ellos es “como el pan nuestro de cada día”.
Estamos ante un trastorno caracterizado por la aparición de un dolor muscular intenso localizado en las piernas, en la región de la pantorrilla o el muslo. El paciente, en una primera fase, tiende a quejarse porque se cansa al caminar.
Esta enfermedad se produce como consecuencia de la obstrucción progresiva de las arterias que nutren las extremidades, por lo que disminuye el aporte necesario para satisfacer adecuadamente el aumento de la demanda de flujo sanguíneo que se produce al realizar cualquier tipo de actividad.
Por regla general, la distancia que el paciente camina sin dolor es aproximadamente la misma; pero aparece antes si andamos más deprisa o subimos una cuesta; cuando aumentamos el esfuerzo.
Sin tratamiento adecuado, la claudicación intermitente suele ser progresiva, es decir, cada vez podemos caminar menos tiempo sin tener que pararnos, hasta aparecer el dolor al dar unos pocos pasos.
¿Cuál es su evolución si se mantiene en el tiempo?
Sin tratamiento puede llegar a la fase de dolor de reposo, en la que duele toda la pierna, especialmente en la cama, lo que obliga a dormir con la pierna colgando. El dolor de reposo suele ser la antesala de la última fase que es la gangrena o muerte de los tejidos por falta de sangre.
Importante incidir en que puede ser un indicador o un marcador de riesgo de sufrir ictus o infarto de miocardio. Se estima que el 15% de los pacientes tras el diagnóstico inicial acabará sufriendo un infarto de miocardio (mortal o no mortal) en los siguientes 5 años.
Un diagnóstico certero y precoz es fundamental para el futuro de las extremidades inferiores, pero existe un infradiagnóstico: De todos los pacientes que lo padecen solo un tercio lo consulta. Hay quien llega a soportar el dolor durante años antes de acudir a consulta.
Tratamiento
El tratamiento inicial más eficaz consiste en controlar los factores de riesgo. La práctica de ejercicio supervisado, caminar en llano o bicicleta durante una hora al día, mejora los síntomas en nueve de cada diez pacientes.