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La mecánica del caracol

Arqueología y Ciencia

De la cabaña medieval al caserío vasco y bivalvos: los filtros del mar

E. C. | Radio Euskadi

La arqueóloga Teresa Campos repasa la investigación del baserri Besoitaormatexea, que representa la evolución de una forma de vida. J. Ignacio Pérez explica la labor de filtro que hacen los mejillones

  • 52:16 min
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El caserío es una de las señas de identidad de Euskal Herria. Estos edificios aúnan el concepto de vivienda familiar y el de núcleo de producción de una forma singular. Logran sintetizar en una sola edificación los procesos necesarios para un modelo de vida autosuficiente. Son vivienda, granero, cuadra, pajar y lagar, dependencias organizadas de tal manera que se mantiene la armonía de la construcción. Su importancia es tal que es el caserío el que da nombre a sus habitantes.

La mayoría de los que conocemos hoy en día e identificamos como antiguos tienen unos 500 años, el momento en el que este modelo de construcción se extiende. Pero las huellas de edificaciones más antiguas se encuentran en algunos casos bajo su suelo. Es lo que ha ocurrido con el baserri Besoitaormaetxea, situado en la barriada Sallobente de Berriz. Allí, gracias a una intervención arqueológica se ha podido estudiar  la evolución de esta vivienda desde el siglo XII. La arqueóloga Teresa Campos, de la empresa Gakoa, explica la evolución de un lugar que representa la historia de una forma de vida.

Los bivalvos son auténticos filtros vivientes. Un solo mejillón de tamaño medio, de 3 a 4 cm, es capaz de filtrar las partículas en suspensión presentes en 3 litros de agua de mar cada hora. Ellos son los protagonistas de las historias zoológicas de Juan Ignacio Pérez Iglesias, unos filtros cuya enorme actividad facilita la limpieza de las desembocaduras de rías como la de Arosa, que contiene más de 4 millones de metros cúbicos de agua y millones de mejillones que consiguen filtrar en 12 días toda el agua de la ría.

Y desde la asociación Zerinthia Yeray Monasterio nos explica cómo crear en un jardín o una terraza, o en un trocito de tierra un oasis para mariposas, contribuyendo así a la conservación de estos insectos.