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Personas mayores

Xabier Añua, el arte de envejecer con ilusión

EITB MEDIA

En Radio Vitoria Gaur mantenemos una conversación entrañable con este hombre tan querido por tantas personas. Una lección de vida de alquien que a sus 87 años tiene claro que no quiere que ésto se acabe. Una gran enseñanza de cómo se puede envejecer de la mejor manera posible

  • Xabier Añua, el arte de envejecer con ilusión

    Xabier Añua

    36:36 min
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Hace unos días, Xabier Añua, conocido entrenador de baloncesto, y abogado vitoriano escribía un tuit que para muchas personas no pasaba desapercibido. "Una historia que quiero contaros", así empezaba. "El tiempo pasa y a cierta edad, 87 años, se van perdiendo muchas cosas. Entre ellas, la cabeza. Noto que pierdo la memoria poco a poco. Últimamente aún más"  "Notaréis que me equivoco, que hay cosas que no acierto, incluido algún disparate. La vida, queramos o no, se va apagando".

Estas letras provocaron un aluvión de muestras de cariño, de respuestas y muchas reflexiones sobre la vida, la muerte y el momento en el que él se encuentra. Bertolt Brecht decía que "se debe tener más miedo a una vida mala que a la muerte". Eso, en su caso no ha sucedido. Todo lo contrario. De empatía, de sentimientos, generosidad, ilusión, de vejez bonita a pesar de las difcultades de la edad, hablamos con él en Radio Vitoria Gaur. La vida es una y él la vive con gran intensidad. Todo un mensaje para la reflexión. Una enseñanza que guardamos para el presente y para el futuro.

Además, nos acercamos a un centro Bizan para saber cómo trabajan el envejecimiento y las emociones. Y recordando a personas buenas y sabias, nos detenemos en algo que nos enseñó el poeta griego Konstatin Kavafis en su poema Itaca. En él nos habla sobre la importancia de disfrutar el camino: una metáfora que puede extenderse a muchos procesos de nuestra vida.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.