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El mundo según LND

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Curiosidades

Los 90 en Bilbao, Vitoria y Donostia, a través del cine

EITB

El programa 'El Mundo Según LND' hace un flashback a los años 90, para recordar cómo aparecían Bilbao, Donostia y Vitoria en varias películas de aquella época.

¿Qué hacíamos los vascos en 1990? El programa 'El Mundo Según LND' de ETB2 emitido la película El Principiante en su 25 aniversario, y nos ha trasladado a aquella época de cazadoras vaqueras, teléfonos de baquelita, y televisores de tubo, para hacer un flashback y recordar cómo eran entonces Bilbao, Vitoria y Donostia, a través de varias películas.

Todo por la pasta es una película filmada principalmente en Bilbao a finales de los 90, que nos muestra los clásicos billetes de 1.000 pesetas,  con la cara de Benito Pérez Galdós por un lado, y una imagen de Tenerife por el otro.

También vemos en Todo por la pasta matrículas de Bilbao, de cuando todos los coches llevaban en su matrícula las iniciales de la capital de provincia en la que fueron matriculados. Y además de coches, también vemos autobuses. Pero la estación de autobuses en la que se rodó la escena tiene trampa. Se supone es  la estación de Bilbao, porque el personaje interpretado por María Barranco sube a un autobús que va de Bilbao, a Burgos. Pero lo cierto es que toda esta escena se filmó en la antigua estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz:  una estación que estaba en la calle Francia, y de la que ya no queda ni un ladrillo. En el mismo lugar donde estaba la  estación, se levanta hoy en día el Museo Artium: uno de los edificios más modernos de la capital alavesa.

El film La Blanca Paloma nos devuelve a Bilbao, y nos hace recordar lo gris que era la capital de Bizkaia hace veinticinco años. Con el tono grisáceo de aquella época, la película muestra lugares tan conocidos como el Hospital de Cruces, la playa de Azkorri o el Mercado de la Ribera. Uno de los protagonistas de la película es Antonio Banderas, que interpreta a un aberzale bilbaíno.

Para que no haya dudas de lo vasco que es el personaje del malagueño, todos le saludan con un sonoro "Aupa".  Además, el chico juega un poco a pelota, trabaja en una empresa llamada Bengoetxea, y tiene en su habitación una ikurriña con crespón negro, y un montón de carteles políticos, que allá por el año noventa estaban pegados en muchas paredes de nuestras calles. Carteles como los que pedían el boikot a los productos franceses, o del extinto partido político Herri Batasuna decoraban la habitación de Antonio Banderas, para que el actor pareciera más abertzale que nadie.

Otra película, La ardilla roja nos muestra que, hace un cuarto de siglo, ya podíamos circular por la A-8. La autopista ha cambiado mucho desde entonces, pero en la película parece casi nueva, y  no se ve ningún tramo en obras.

Por esa  autopista llegamos a Donostia  y como se filmó a comienzos de los años 90, La ardilla roja muestra en una escena la playa de Gros, antes de que se convirtiera en la Zurriola. Era un playa pequeña, con el espigón paralelo a la costa, y ondeaba casi siempre la bandera roja, que prohibía el baño.

Una visión cinematográfica de lo que han cambiado algunas de nuestras cuidades.

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