¿Cómo se filmaban las persecuciones de coches sin efectos digitales?

Las grabaciones de las persecuciones de coches han cambiado mucho. Desde que existen los efectos digitales, nadie ese juega realmente la vida en peligrosos rodajes, pero, ¿cómo lo hacían antes? Según el programa  'La Noche De' de ETB2,  ¡por las bravas!

Los pilotos corrían verdadero peligro de muerte. Por ejemplo, la persecución del filme de James Bond El hombre de la pistola de oro culmina con el coche del protagonista surcando de un salto un puente roto,  mientras da en el aire 360 grados.  El problema de ese salto con giro fue que era tan peligroso que nadie lo había intentado antes de que se hiciera la película. El giro lo ensayaron primero en recintos cerrados y controlados, antes de atreverse a hacerlo al aire libre, y finalmente rodaron la escena sin trucajes ni artificios de ningún tipo,  es decir, por las bravas.

Pero cuando de verdad se jugaban la vida era en tiempos del cine mudo. Allí no había trampa ni cartón, y todos los choques, accidentes y situaciones disparatadas las hacían de verdad, pilotos de verdad, en coches de verdad.  Por cada escena peligrosa, los especialistas cobraban como máximo cien 100 dólares, que era bastante dinero en los años veinte, pero mucho menos de lo que merecían por jugarse la vida cada día, con coches que no tenían ni los frenos, ni la dirección, ni la seguridad de los automóviles de hoy en día.

Los accidentes mortales estaban a la orden del día, y para evitarlos, se fue utilizando cada vez más el ya clásico truco de colocar los coches en el remolque de un camión o acoplados a una furgoneta. Este sistema permite ver a los actores al volante de los coches, fingiendo que conducen ellos, sin que haya peligro alguno.

Pero la mejor técnica era da de usa  un conductor oculto. La persecución final de El mito de Bourne está entre las mejores de la historia del cine. Y es tan buena, entre otras razones, porque parece que Matt Damon conduce de verdad,  gracias a que el verdadero conductor estaba en el techo del coche. También usaron un truco parecido en la persecución de coches de Matrix Reloaded, sólo que, aquí, el volante del verdadero conductor estaba en el asiento trasero. Curiosamente, en una película llena de efectos digitales, la persecución de coches se rodó casi por completo con efectos tradicionales, destrozando nada menos que 300 coches de verdad, cedidos para esta película por General Motors. Porque, al final, una persecución con coches de verdad siempre va a tener más impacto que cualquier efecto digital.