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Cine

Entrevista

'La historia de la cesta en Miami es digna del guion de un thriller'

Natxo Velez | eitb.eus

El documental “Jai Alai Blues” se adentra en los claroscuros del mundo de la cesta punta, desde los gloriosos años en Miami hasta su decadencia. Hoy se estrena en las salas de cine.

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El blues es el estilo musical asociado por excelencia a la tristeza más profunda, a la decadencia: lo inventaron los negros estadounidenses a principio del siglo XX, víctimas de la explotación laboral, y puso banda sonora a la oprobiosa condena que impuso sobre ellos la codicia y la mezquindad.

Y ese es el eco que resuena en “Jai Alai Blues”, documental creado por Gorka Bilbao y Zigor Enbeita en el que se narran las luces y las sombras de la cesta punta: sus años dorados en las décadas de los 70 y los 80 en países como México, Cuba, Filipinas, los postreros años de decadencia… Todo ello salta a la cámara, además, en boca de sus protagonistas.

Hablamos con el director y cocreador del trabajo que hoy se estrena en los cines, Gorka Bilbao.

¿Cuál fue el resorte que activó la realización de este documental? ¿Cómo ha sido el proceso de gestación del proyecto?

Zigor Etxebarria, socio de Berde Produkzioak, es un gran aficionado a la cesta punta. De niño, jugó en la escuela Jai Alai de Gernika, y allí oían las aventuras que los pelotaris retirados contaban sobre sus años gloriosos en el frontón en Miami.

De ahí que él siempre tuviera en la cabeza hacer un documental sobre Jai Alai. En cuanto encontró el momento, contactó conmigo y nos embarcamos en la historia.

Aunque la pelota tuvo algunos otros mercados, vosotros os habéis centrado en la escena de Miami en los 70 y los 80 ¿Por qué?

Nuestra intención siempre ha sido la de hacer este documental para un público más amplio que el meramente aficionado a la pelota, y, en ese sentido, la historia que se desarrolló durante los años 70 y 80 en Estados Unidos es digna para el guión de un thriller.

Una empresa llamada World Jai Alai creó un plan de expansión muy ambicioso que pretendía llevar el Jai Alai a todos los Estados Unidos al modo de otras ligas mayores como la NBA o la NFL. Abrieron varios frontones en Florida y Connecticut, pero el de Miami siempre se mantuvo como el más importante.

En esa época, Miami era una ciudad muy convulsa: toda la droga entraba a Estados Unidos por ahí, y se movían enormes cantidades de dinero. Los cárteles utilizaban el frontón para lavar su dinero negro y la mafia se infiltró en la gerencia de la empresa. El presidente de la World Jai Alai fue asesinado…

Los pelotaris eran ajenos a todo esto pero sí que  vivían en un ambiente de opulencia y lujo: un frontón que se abarrotaba cada día y la visita de muchas estrellas del cine o del deporte que querían conocerles. Para unos chavales que salían con 16 años de pequeños pueblos como Markina o Durango debía ser como vivir en una nube.

jai alai blues

La verdad es que mucha gente ha oído que se jugaba a pelota en Florida pero pocos conocen la verdadera historia de lo que allí sucedió. Es una historia increíble.

¿Cómo elegisteis a qué pelotaris o personas relacionadas con el negocio acudir?

El trabajo de documentación, búsqueda de personajes, archivo, hemeroteca… ha sido muy laborioso. Es a lo que nos dedicamos durante el primer año de producción.

Y gracias a una ayuda al desarrollo de guión que nos dio el Gobierno Vasco, pudimos viajar y dedicar mucho tiempo a la búsqueda de nuestros personajes.

Al final, esta elección depende de muchas cosas: de cómo se expresa la persona, de cómo transmite, de la cantidad de material de archivo que existe sobre él, de las anécdotas que ha vivido…

Yo creo que, a pesar de que es un documental muy coral y ninguno tiene un desarrollo muy grande, el peso que tienen  los personajes se nota desde el primer momento.

¿Qué papel jugaban los pelotaris en aquellos años dorados del negocio? ¿Participaron de esa época de vacas gordas o solo fueron peones de aquellas lucrativas partidas?

En los frontones de Estados Unidos no se promocionaba en absoluto a los pelotaris. El reclamo era: “Venga, cene, apueste y gane”. Nunca se atraía al público con el nombre de las estrellas del frontón, a pesar de que eran los mejores jugadores del mundo en ese momento. El formato era muy similar al de las carreras de caballos o de galgos.

Además, a pesar de que las grandes figuras cobraban muy bien, no les estaba permitido tener agentes ni abogados. Cada pelotari negociaba por sí mismo su contrato con la empresa. No tenían ni siquiera un sindicato.

jai alai blues

Hacéis hincapié  en una histórica huelga de cestistas. ¿Qué supuso aquel parón?

Debido a la situación que te comentaba, en 1988 se produjo una huelga de pelotaris que terminó durando tres años.

Esto produjo un descenso en los beneficios del 50 o 70 %, pero es que, además, en ese tiempo, pasaron un montón de cosas que afectaron directamente a la actividad de apuestas: varios nuevos equipos de fútbol, béisbol o hockey llegaron a Miami… El Simulcast, o retransmisión simultánea de deportes, carreras de caballos o de galgos, se hizo muy popular, y esto hacía que el público pudiera apostar al Jai Alai sin acudir al frontón…

Total, que el dólar de la apuesta se estiró tanto que, para cuando volvió la actividad a los frontones, ya no había nada que hacer para mantener aquellas enormes instalaciones.

¿Cuál es la situación actual de la escena de la cesta en América?

En Estados Unidos las cosas están muy complicadas. Los frontones siguen funcionando porque, gracias a ello, las empresas consiguen la licencia de apuestas para sus casinos. Pero cuando esta ley cambie, la verdad es que el futuro es incierto…

El Jai Alai debería ser patrimonio histórico en Florida, ¡tiene casi 100 años de historia!

De todas maneras, me gustaría destacar que el futuro de la cesta pasa por Euskal Herria. Es aquí donde tiene todas las posibilidades para crecer.

En los dos últimos años, el público ha acudido en gran cantidad a los torneos de verano que se han organizado tanto en Iparralde como en Hegoalde. Una nueva empresa como Gernika Jai Alai se ha incorporado a la organización de torneos y, con un poco de promoción y difusión en las redes sociales, ha tenido mucho éxito en un frontón tan grande como el de Gernika.

Da la impresión de que sólo falta un poco de coordinación entre las empresas y el apoyo de los medios de comunicación para que la cosa despegue totalmente.

Además, el nivel de juego es hoy tan alto como lo era en los años 70. Sigue habiendo grandísimos jugadores y las escuelas de cesta continúan con su labor en muchos pueblos de Euskal Herria.

Una vez más cruzáis el charco, como en vuestro anterior proyecto “Amerikanuak”. ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre los dos trabajos?

“Amerikanuak” fue el resultado de una experiencia. En aquel momento viajamos con nuestros propios medios a Elko, Nevada, y pasamos allí un mes conviviendo con una cuadrilla de amigos que pasaban la mayor parte de su tiempo en un par de bares del pueblo.

El documental salió de esa experiencia sin un guión previo demasiado definido.

En esta ocasión, sabíamos que eso no iba a volver a pasar. Por eso, mi intención era, desde un principio, la de hacer algo radicalmente distinto. Queríamos ver si éramos capaces de llevar adelante un proyecto con un guión muy elaborado, con mucho contenido, entrevistas, documentación…

Además es un tipo de documental que a mí, como espectador, me encanta

¿Qué recorrido comercial le prevéis a “Jai Alai Blues”? ¿En cuántas salas se estrenará este viernes?

“Jai Alai Blues” se estrena el viernes en salas comerciales de Bilbao, Donostia, Gasteiz y Gernika. Es todo un éxito, tratándose de un documental. Es algo que se lo tenemos que agradecer a la gente de Atera Films, la distribuidora donostiarra con la que trabajamos.

Después del estreno en las capitales, la película pasará por un montón de pueblos de Euskal Herria a lo largo de este año y parte del que viene.

Además, todavía no hay nada confirmado, pero esperamos poder presentar el documental en varios festivales de cine. Algunos de Estados Unidos, México o Francia ya han mostrado su interés. ¡A ver si tenemos suerte!