Cerrar

Zinemaldia

Zinemaldia

Zinemaldia

'Zeroville'

James Franco escribe una borrosa carta de amor al cine

Natxo Velez (San Sebastián) | eitb.eus

El director estadounidense, ganador de la Concha de Oro en 2017, muestra fuera de concurso “Zeroville”, adaptación y simplificación de la adictiva y lisérgica novela de Steve Erickson.

  • "Zeroville"

    James Franco dirige y protagoniza "Zeroville"

Euskaraz irakurri: James Francok maitasun gutun lausoa idatzi dio zinemari

En días en los que el formato habitual de ver cine parece estar en crisis, han surgido varias películas de autoafirmación de este arte. Es el caso, entre otras, de “Érase una vez en… Hollywood”, de Quentin Tarantino, y esta “Zeroville” de James Franco, que, precisamente, comparte escenario y arranca el mismo día en que termina la historia del director de “Reservoir dogs”, el del asesinato de Sharon Tate.

James Franco asumió el gran reto de llevar a la pantalla grande “Zeroville”, gran oda al cine, y el resultado es irregular, con menos virtudes (la obvia síntesis se carga varios aspectos fundamentales de la novela y, curiosamente, algunas llamativas referencias a Euskal Herria) y más defectos (hay actuaciones flojas, añadidos delirantes, como varios desvaríos musicales del personaje interpretado por Will Ferrell o la fiesta en la playa, y el personaje de Vikar, que, más humanizado, resulta menos interesante) que el libro.

Su expulsión de la carrera por la Concha de Oro por incumplir las normas del festival (se estrenó en Rusia antes de pasar por el Zinemaldia) resultó premonitoria, ya que si algo hace esta película es saltarse todas las reglas establecidas.

Un personaje de la novela de Erickson detesta “Un lugar en el sol” (película idolatrada por el protagonista Vikar, montador de cine, que lleva tatuado un fotograma de la película en la cabeza) cuando la ve por primera vez, hasta que, tras semanas viéndola sin pausa, acaba amándola. Puede que ocurra con esta película que, por extrema, también tiene aspectos destacables (las decenas de referencias cinematográficas y (contra)culturales rescatadas de la novela, por ejemplo), pero la carta de amor al cine escrita por Franco resulta, a primera vista, un tanto nebulosa.