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Gala EiTB

M.A. Jiménez: 'La vocación de 'Una ventana al mar' es esperanzadora'

Natxo Velez | eitb.eus

'Una ventana al mar', dirigida por Miguel Ángel Jimenez y protagonizada por Emma Suárez, se estrena este miércoles en la gala de EiTB dentro del Zinemaldia.

  • Miguel Ángel Jiménez

    Miguel Ángel Jiménez dirige "Una ventana al mar", en la que participa EiTB

Euskaraz irakurri: M.A. Jiménez: 'Itxaropena zabaltzea da ‘Una ventana al mar’en bokazioa'

María (Emma Suárez), una bilbaína de 55 años, realizará un viaje a la isla griega de Nisyros que le cambiará la vida. Esta es la premisa de la que parte “Una venta al mar”, drama vitalista en el que participa EiTB y que se podrá ver este miércoles, 24 de septiembre, en la Gala EiTB del Festival de Cine de San Sebastián.

Hemos hablado con Miguel Ángel Jiménez (Madrid, 1979) sobre la película, rodada entre Euskal Herria (Bilbao, Getxo y Portugalete) y Grecia (preciosos paisajes en Nisyros).

Has colaborado para escribir el guion con Luis Gamboa y Luis Moya. ¿Qué os llevó a sentaros a escribir “Una ventana al mar”?

En el verano de 2013, me encontraba subido a una scooter en la isla griega de Nisyros. Pensé en la suerte que tenía de estar allí, en los lugares que había recorrido gracias a mi trabajo. Recordé que mi madre, recientemente fallecida, en una ocasión, especuló con la posibilidad de dejar el tratamiento y me pidió que la llevara lejos, muy lejos. Todo quedó en nada. Sé que Nisyros le habría encantado.

Así surgió. Paré en una cuneta que miraba el mar y bajé de la scooter.  Le conté el germen de la historia a Luis Moya, mi guionista, que iba delante de mí en otra scooter. Había que escribirla. Y no fue hasta tres años después cuando sentí la fuerza y la distancia necesaria para comprometerme con esta historia hasta el final.

Entre los años 2006 y 2010 estuve trabajando en Bilbao. Amo la ciudad, y he pasado horas con Gorka Gómez Andreu, mi socio y director de fotografía, echando pitillos frente a las grúas, en los pequeños embarcaderos de Lutxana, frente a “las casas americanas” de San Ignacio, soñando con empezar alguna vez una película en el magnífico Puente Colgante de Portugalete.

Así, cuando decidimos encarar el guión, mi amor cinematográfico por Bilbao y la distancia en la ficción que yo debía tomar para contar lo mejor posible esta historia, dieron lugar a nuestra María, ordenanza del Palacio Euskalduna que, a pesar de las difíciles circunstancias, decide dejarse llevar y descubre que es capaz de darse una última oportunidad a sí misma en Grecia. Luis Gamboa nos ayudó a darles el carácter necesario a los personajes de Bilbao.

En la historia aparecen el castellano, el griego, el inglés, el euskera… ¿Cómo planteasteis el tema de los idiomas?

De un modo muy natural. El personaje griego está inspirado en un tipo de la isla que hablaba español por haber trabajado en restaurantes en Estados Unidos y con el que Moya y yo hicimos amistad. De ese modo, podíamos evitar un excesivo uso del inglés.

Por otra parte, hay silencios muy significativos durante la historia. ¿Cómo los habéis trabajado?

Siempre me han gustado esos momentos en los que el espectador se queda a solas con la pantalla, en la máxima calma posible, esperando que sienta de un modo más especial el devenir de la historia, con más intimidad. También he decidido prescindir de la música lo máximo posible.

¿Qué tal fue el rodaje en Grecia?

El rodaje en Grecia fue fantástico. Nuestros socios griegos, Heretic, han sido muy buenos compañeros y, aunque siempre falta dinero y tiempo, las cuatro semanas de rodaje en la isla las recordaré siempre. Nisyros es una isla muy especial: allí surgió la historia y, cuando años más tarde la escribíamos, teníamos en mente cada rincón.

Emma Suárez es la protagonista absoluta de la película. ¿Escribisteis el guion con ella en la cabeza? ¿Cómo ha sido trabajar con ella?

Tengo la inmensa suerte de contar con Emma Suárez como protagonista encarnando a nuestra querida María. Su ternura, dignidad y belleza estaban con nosotros ya al escribir el guion e imaginarla en la isla. Siempre pensamos en ella, desde el principio. Luego, cuando una vez con el guion bajo el brazo hablamos con ella, nos apoyó sin reservas.

Espero que al acabar la proyección, igual que cuando miramos algo cerca del sol y nos ciega, me gustaría que su sonrisa quedara impresa en nuestra retina al cerrar los ojos, del mismo modo que el sonido del mar y el eco de esta bella y sencilla historia espero acompañe durante largo tiempo al espectador en su camino de vuelta a casa.

¿Qué supone estrenar la película en el Festival de San Sebastián?

Una gran suerte para una película pequeña y sencilla como la nuestra. De un modo u otro, desde nuestra primera película “Ori”, que fue a Zabaltegi hace justo 10 años, hemos tenido la oportunidad de volver en más ocasiones, como con “Chaika” en el 2012 y el año pasado con “Y en Cada Lenteja un Dios”. Es para mí un orgullo poder acercar a María y su isla al festival.

¿Qué te gustaría que resonara dentro de la cabeza de un espectador después de ver la película?

Espero que se emocione. Siento que la vocación de “Una Ventana al Mar” es esperanzadora. He decidido creer en este guión y en esta sencilla historia de amor como María creerá en esa isla llamada Nisyros, en ese compañero llamado Stefanos y en ese mar Mediterráneo que, esta vez al menos, quiero que nos redima a María, al espectador y a mí mismo, al menos mientras dure la luz sobre la pantalla, de tanta desgracia. Juntos, sin necesidad de ningún dios, sin esperar ningún maldito milagro, tan solo apoyándonos en otro ser humano para seguir adelante.