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Teatro
Amancay Gaztañaga: "Lo personal es político, y eso queda muy claro en esta obra"
Natxo Velez | EITB Media
Huts Teatroa y Artedrama estrenan “Atzerrian lurra garratz” este viernes, día 12, en Oñati, una obra creada por los actores Laura Penagos y Ander Lipus y la directora Amancay Gaztañaga.
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Amancay Gaztañaga dirige la obra "Atzerrian lurra garratz"
Euskaraz irakurri: Amancay Gaztañaga: 'Pertsonala politikoa da, eta oso garbi geratzen da obra honetan'
Hoy en día, es difícil ser artista; es difícil ser mujer; y, asimismo, es difícil ser una persona que ha dejado su lugar de origen en busca de alguna oportunidad. Pues bien, Laura Penagos, actriz vasca de origen colombiano, ha tenido que hacer frente a estos desafíos complementarios a los que se ha visto condenada por la sociedad (es decir, por nosotros) en un recorrido que ha servido de germen para “Atzerrian lurra garratz”.
La propia Laura Penagos, Ander Lipus y Amancay Gaztañaga han socializado, han colectivizado, las vivencias e inquietudes de una actriz colombiana que busca su lugar dentro de la comunidad artística vasca desde que llegara a Euskal Herria hace once años en una obra que habla de la tierra y el destierro, de la situación de las mujeres creadoras, de la migración, de los cuidados, de la colonización y del racismo.
Hemos charlado con Gaztañaga sobre un trabajo que se podrá ver en numerosas citas por toda Euskal Herria después de su estreno este 12 de febrero en Oñati.
¿Cómo te llegó el proyecto y qué te impulsó a participar en él?
Ander me comentó que Laura Penagos tenía unos apuntes sobre su vida: todavía no había nada construido, pero había una voluntad de contar una historia sobre una mujer vasca que había emigrado desde Colombia.
Yo ya tenía un deseo por hablar sobre los expatriados, y, al ser yo misma nacida en Ecuador, las temáticas sobre Sudamérica me tocan de cerca. Por eso, me pareció un proyecto muy atractivo.
¿Cuál fue la reflexión o el impulso que te empujó a crear y dirigir la voz de la protagonista? ¿Qué fue lo que despejó tus reticencias a hablar sobre otros?
En este caso, el hecho de tener a Laura Penagos en el equipo y poder realizar todo el proceso junto a ella. Yo por mí misma nunca me atrevería a contar una historia como esta si no existiera en el equipo una persona que ha vivido realmente algo así.
Contar con Laura, crear la historia junto a ella, me ha legitimado en este caso.
Además, a pesar de que no hemos vivido en Colombia y no hemos tenido que emigrar, hemos vivido otras muchas cosas que están en la obra. Y, por ese lado, hay mucho de nosotros en este trabajo.
Ander Lipus, Laura Penagos y Amancay Gaztañaga
Has dicho que, desde un punto de vista feminista y progresista, te creó cierta desazón no haber conocido antes a Laura y que ella no hubiera encontrado su lugar en la red cultural y artística. ¿A qué lo achacas y qué se puede hacer para cambiar esa situación?
Como en todo, creo que poco a poco hay que ir dejándoles sitio. Para que se puedan oír otras voces, tienes que hacerte a un lado. Como mujer, es algo que ya sé. He sufrido la necesidad de recuperar espacios que los hombres, desde sus privilegios, no te ceden.
En este caso, es algo que va más allá, ya que hablamos de alguien que ha tenido que salir de Colombia.
No me gusta la palabra “migrante”. ¿Hasta cuándo es alguien migrante? Laura lleva diez años viviendo aquí, pero es ciudadana vasca, más allá de que en un momento dado migrara. Lo que ocurre es que a veces somos bastante talibanes con el idioma; nos cuesta mucho dar voz a alguien que no habla un euskera superbueno, puro.
En este caso, creo que deberíamos dejar eso de lado. Hay personas que no hablan un euskera perfecto pero que son más que capaces de contar sus historias en nuestro idioma (y en el suyo).
“Atzerrian lurra garratz” es fruto de una estrecha colaboración entre Laura Penagos, Ander Lipus y tú misma. ¿Qué habéis aportado cada uno de vosotros?
Sí, lo hemos creado entre los tres. Lo escribimos Ander y yo, y Laura aporta sus vivencias. Ander puso su experiencia teatral y yo, al final, he dado forma a todo ello desde fuera.
Habéis compartido “documentales, música, libros y artículos de opinión” para complementar la experiencia vital de Laura Panagos. ¿De qué material se trata?
Hemos utilizado un montón de referencias. Sobre todo al principio del proceso, son básicas. Hemos visto muchos documentales sobre la situación política de Colombia; sobre los habitantes autóctonos de Colombia, los muiscas, y su idioma, casi arrasado ya… También hemos hablado con gente que se ha visto obligada a salir de Colombia y vive en Euskal Herria… Hay muchísima documentación.
¿Y cómo se para el ansia de saber más sobre un tema concreto, en esa situación?
En un momento dado, el trabajo comienza a tomar forma, pero sigues aprendiendo todo el tiempo, por ejemplo al meter la música. Nunca termina. Hay algo tuyo ahí, y es imposible dejar de prestar atención a eso; en este caso, a lo que ocurre en Colombia.
Miren Amuriza os ha ayudado a terminar el texto. ¿Cómo ha sido trabajar con ella?
Miren ha pulido el texto, y la hemos elegido porque es maravillosa. Además, teníamos muy claro que queríamos un equipo con una mayoría de mujeres. Al ser la protagonista una mujer, queríamos dotar de una verdadera vida a ese personaje femenino.
Y no se trata de algo fácil hoy en día, ya que el 80 % de la ficción sale de las cabezas de los hombres. Por eso, hemos llevado a cabo un profundo proceso para crear un personaje femenino fuerte y frágil al mismo tiempo. Y Miren nos ha ayudado mucho con sus opiniones.
Tenéis por delante una larga gira. ¿Cómo es interpretar en mitad de una pandemia?
Pues no me gustaría utilizar la palabra “miedo”, pero tendré que hacerlo. Al final, siempre estaremos con los dedos cruzados, esperando qué va a ocurrir. Todo puede cambiar de un día a otro.
Pero hay que vivir el día a día, y dar todos los bolos que se pueda. Y que salgan más.
¿Quién debería ver “Atzerrian lurra garratz”? ¿Qué reflexiones y emociones querríais hacer llegar?
Esta obra es para todos los públicos. Lo de las reflexiones es muy personal, pero la obra tiene muchas capas; por eso es muy rica. Gente muy diferente puede conectar con las diferentes capas: por su parte más familiar que habla sobre la identidad, sobre la posibilidad de dejar a un lado nuestra herencia; una parte más política; otra que habla sobre la creación, la precariedad y la vida de una mujer creadora de 40 años…
Gente muy diferente puede conectar con puntos muy diferentes.
Eso muestra que desde historias particulares se puede llegar a conexiones colectivas…
Al final, lo personal es político, y eso queda muy claro en esta obra.