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cultura

'Art after dark'

La música electrónica provoca dolor de cabeza al Museo Guggenheim

Redacción

"Art after Dark", el programa que aúna música electrónica con visitas al museo, genera quebraderos de cabeza esporádicos a sus organizadores, a los responsables del centro de arte y de la sala Fever.

  • El Museo Guggenheim Bilbao.

    El Museo Guggenheim Bilbao. Foto: Mikel Arrazola

El programa que aúna música electrónica con visitas a las exposiciones del Museo Guggenheim Bilbao para noctámbulos, "Art after Dark" (Arte al anochecer), genera quebraderos de cabeza esporádicos a sus organizadores, los responsables del centro de arte y de la sala Fever.

Uno de ellos tuvo lugar, según han confirmado fuentes de la institución museística, en la madrugada del viernes al sábado pasado, cuando "pinchaban" en sus instalaciones el dj británico James Holden, el español Chema Rey y los neohippies Arizona Baby.

El programa "Art After Dark", iniciativa importada por el centro bilbaíno del Guggenheim de Nueva York en 2008, permite, con una sola entrada, asistir entre las 22:00 horas de la noche del viernes y hasta la 01:00 de la madrugada del sábado, a sesiones de música electrónica que "ofician" los mejores dj de la escena nacional e internacional y visitar las exposiciones temporales que en ese momento tenga programadas.

El programa habitualmente se lleva a cabo en el atrio del recinto museístico, donde existe un aforo limitado de 1.200 personas pero, en esta ocasión, con motivo de celebrar este año su decimoquinto cumpleaños, sus organizadores decidieron llevarlo a cabo tanto en el interior como en un escenario ubicado en el exterior del Museo, por lo que el aforo se amplió hasta las 3.000 personas.

El problema surgió, según han explicado fuentes de la pinacoteca cuando, en un momento en que decayó la "marcha" en el escenario exterior, un numeroso grupo de los que estaban allí decidieron acceder al interior del museo para escuchar la actuación de James Holden, quien iba a "pinchar" en el interior.

Esta acción fue impedida inicialmente por los servicios de seguridad del museo, ya que el aforo estaba completo y no podía acceder más público.

Así lo intentaron explicar los responsables de seguridad a quienes pretendían entrar en el Museo, han señalado las fuentes citadas, lo que originó momentos de tensión por el enfado de los que pretendían entrar que llegaron a forcejear con los vigilantes e insultarles.