Dos caminos hacia la oscuridad, sobre el escenario en San Sebastián

Las canciones de Orbel también tienen un halo hipnótico, tal y como anuncia el teclado inicial de “Etxe herdoilduak”, que abre como si fuera un embaucador canto de sirena la primera canción de su disco Hegan. La propuesta del cuarteto de Baiona es conducida a través de lóbregos territorios postrock por el sonido de guitarras y teclados y también por un silencio, el de la falta del sonido de batería, elección estilística del grupo. Así, Orbel propone una sucesión de atmósferas e intensidades que juegan con el oyente a través de oscuros y opresivos firmamentos y terrenos más liberadores.

Lumi: “Para emocionar a los demás, nuestra música nos tiene que transportar también a nosotros”

Sois un grupo al que le encanta experimentar. Después de unos meses desde su lanzamiento, ¿qué sensaciones os despierta el disco? ¿Volvéis a escuchar vuestra música?

Sí, lo recuperamos de vez en cuando, y sí, como ha salido hace bastante poco, todavía nos alegran casi todas las canciones. ¡A ver hasta cuándo! Y las cosas que no nos satisfacen también sirven, porque nos indican direcciones para el próximo disco.

¿Os ha costado fijar las versiones definitivas de las canciones para la grabación? ¿Qué margen dejáis a la improvisación?

Las versiones del disco y las de los conciertos no son exactamente iguales. Nos permiten un mayor margen para la improvisación, y en un futuro nos gustaría incidir más en ese camino.

Al componer, ponéis vuestra atención en la emoción. ¿Cómo buscáis llegar al oyente en vuestros conciertos?

Es difícil describirse a uno mismo. No decidimos conscientemente qué camino recorrer para emocionar al oyente. A la hora de componer, nos gusta mezclar las pistas; por ejemplo, dar un toque electrónico a la guitarra y la voz, y un sonido orgánico a los sintetizadores.

Luego, para que el directo sea emocionante, es fundamental preparar bien las canciones, ya que eso nos permite salir de los detalles técnicos, y adentrarnos totalmente en las emociones. Para emocionar a los demás, nuestra música nos tiene que transportar a nosotros mismos.

Manu Matthys y Nahia Zubeldia, Lumi. Foto: Laurence Revol.

¿Conoces la música de Orbel? ¿Qué os parece?

Sí, nos encanta el trabajo de Orbel. Crean música interesante, sin concesiones y valiente. Trabajan muy bien las texturas de los sonidos y sus composiciones.

Aunque nuestra música y la suya sean muy diferentes, les sentimos muy cercanos en la intención. Y fuera de los escenarios, son unas personas y unos amigos magníficos.

¿Qué planes tenéis?

Tocar, tocar y tocar. En Euskal Herria, fuera, lejos y cerca, en sitios habituales y especiales, grandes y pequeños. Cada concierto es una sorpresa. Queremos aprovechar todas las oportunidades de conocer gente y escuchar sus comentarios, porque eso es lo que alimenta nuestro interior y, por tanto, la música de Lumi.

Orbel: “Ofrecemos un momento para escapar, introspectivo e intenso”

Ya han pasado algunos meses desde que publicasteis vuestro disco en septiembre. ¿Dónde estabais entonces como grupo y dónde estáis ahora?

Entonces, estábamos contentos de tener en nuestras manos el trabajo de un año. Estamos muy contentos con el disco y hemos recibido ecos positivos. Después de los conciertos de presentación, nos sentimos fortalecidos como grupo, preparados para avanzar.

Tenemos las ideas más claras y ya tenemos ganas de escribir nuevas canciones.

Vuestra música juega mucho con los detalles y las intensidades. ¿Qué exige al público un concierto de Orbel?

Le puede ofrecer al público 45 minutos en los que escapar del alocado ritmo del día a día, un momento de descanso, muy introspectivo e intenso. Pero hay que estar dispuesto a ello.

Conseguimos conectar en mayor o menor medida con el espectador dependiendo de las condiciones, del lugar y el momento.

Txomin Urriza, Kamille Dizabo, Alan Billi y Annelise Arnaud, Orbel. Foto: Fanny Maillard.

¿Qué le pedís vosotros a un concierto de Orbel para que, a la hora de recoger, estéis satisfechos?

Esa conexión que te comentaba, pero, sobre todo, sentirnos bien. Para eso, tenemos que tocar bien, por supuesto. Cada uno tiene que completar sus expectativas y tenemos que sentirnos unidos como grupo. Eso es muy importante: tenemos que sentirnos unidos.

Habéis presentado el disco en Italia, Suiza, Alemania, Bélgica… ¿Qué tal os han recibido?

Hemos tenido una buena acogida. Estamos acostumbrados a salir a Europa con nuestros otros grupos. Es una oportunidad muy enriquecedora de conocer gente y lugares nuevos, y nos alimenta mucho.

El viernes tocaréis junto a Lumi. ¿Qué os parecen?

Ofrecen una propuesta valiente e innovadora. Son grandes amigos y será un auténtico placer tocar junto a ellos y pasar la noche juntos.

¿Qué planes tenéis?

En primavera y verano de 2020, daremos conciertos fuera de aquí los fines de semana, empezaremos a preparar el próximo disco, y en otoño de 2020 organizaremos otra gira.